jueves, agosto 30, 2007

LlaveInglesa strikes back!
Y para aquel que no sepa quién es LlaveInglesa... Hay quienes lo conocieron como el "regalo del cielo en forma de rubio pisando los treinta", mientras que mis más cercanos lo llaman "el mecánico" (no, no es mecánico). Me conoció hace más de cuatro años, cuando era una pequeña histérica y me ubicó de manera sorprendente para luego mandarse a mudar. Volvió hace un año y medio y el tiempo nos trajo sólo beneficios. Cuando empecé a salir con Muchacho tuve que darle salida, pero hace un par de semanas empecé a llamarlo con la mente. Y él, que es tan perceptivo cuando de mis deseos se trata, apareció, llamándome a las 3 de la mañana con propuestas absurdas, dejándome mensajes insolentes en mi messenger, haciendo que me sienta bien. Eso es lo suyo, hacerme sentir bien.
Una buena en el medio de tanta locura.
Ya van varias veces. Cada vez que salgo más temprano del trabajo lo veo.
Viaja en el último vagón y si no es así y está un poco más adelante, cuando el Mitre se acerca a Barrancas, se pasa al último. No es muy alto y es grandote, protector. Tiene un saco azul que le queda un poco corto de mangas. Usa sweaters de colores fuertes, naranja, verde, rojo. Tiene muchos rulos que se le aplastan de sien a sien porque usa esos auriculares tipo vincha, grandotes. El otro día estaba leyendo un libro forrado de un papel a cuadritos. Otro día, leía algo de Carver. La barba, siempre de dos días. Las manos grandes, toscas. Tiene lentes con marco grueso y negro, no queda ni tan geek ni tan pretensioso, vamos, que le quedan muy bien. No es lindo, es normal, bastante tierno pero con la cuota necesaria de virilidad.
Se baja conmigo y camina rápido, para el lado de Luis María Campos. Espera el 55, igual que yo, y mueve la cabeza y canta bajito bajito, casi ni se lo oye. Se sienta bien atrás y nunca mira por la ventana. Termina su viaje en Thames y Corrientes.
Amo a los chicos de Villa Crespo.

miércoles, agosto 29, 2007

Llegué a casa medio borracha, muerta de hambre y en mi cocina había olor a rotisería china, un asco, me fui a dormir sin cenar. A las tres y media de la mañana me desperté con un antojo terrible de nesquik, bajé toda dormida a la cocina, puse nesquik en una taza y cuando fui a agarrar la leche de la heladera, sorpresa, no quedaba casi nada. Mi compañero de emociones se quedó sin pilas en el momento más inoportuno. El despertador sonó tan bajito que no lo escuché, tuve que salir corriendo, media hora más tarde de lo planeado. Ya en la calle, me tropecé y me rompí el pantalón a la altura de la rodilla, mi pantalón favorito. Como no puedo andar por la vida con el pantalón roto, volví a casa, derrotada, cancelando los planes matutinos. El tren al trabajo se retrasó y tuve que viajar apretada, rodeada de jóvenes de shan ishidro que estudian en la uca y hablan de sandeces. La tipa del Pago Fácil me dijo "ay, no tenemos sistema, tenés otro en sarasa y sarasa", claro que estoy en Vicente López, sarasa y sarasa no es acá a la vuelta, de hecho, ni siquiera sé dónde cuernos queda sarasa y sarasa, y sólo me quedaban 10 minutos antes de entrar al trabajo, otro día más con la factura de luz sin haber sido pagada. Me senté en la silla en la que estoy ahora, llamé a mi madre y de vuelta no atendió ni el celular ni el teléfono de su casa. Me refregué los ojos por el sueño y me corrí el rimmel. Recibí infinidad de mails pidiéndome cosas que no entiendo. Me duele la rodilla por el tropezón de hoy. En poco más de un mes y medio cumplo 25 años y ya me estoy deprimiendo. Se me deshilachó el puño de la polera y si hay algo que detesto son los hilos sueltos. Desde hace unos días, sentaron a una tarada a un par de metros, no para de reírse forzadamente de unos videos patéticos que ve en youtube y tiene una foto "haciendo trencito" con dos amigas que tienen pinta de ser aún más estúpidas que ella, están las tres de short clarito, me juego la cabeza a que están en San Bernardo. Y el dispenser de agua sigue sin funcionar.

Que me trague la tierra.
Ya no estoy inusualmente bien, como era de esperarse.

martes, agosto 28, 2007

Edesur no me deja pagar sus facturas en pagomiscuentas. La camisa que tengo tiene los botoncitos muy chiquitos entonces se desabrocha todo el tiempo, me tuve que poner la chalina para no terminar destetada en el medio de la oficina, a pesar del calor espantoso que hace acá dentro. El dispenser de agua no anda hace un par de días, trajeron uno nuevo antes de ayer pero también se rompió, pusimos la pava para calentar agua pero alguien de otro proyecto nos la afanó, para hacerme un capuccino tuve que tomarme el ascensor y traer agua caliente de la planta baja. Se me está acabando la crema de limpieza que venía usando y ahora está al doble de precio que hace un par de meses atrás. Hoy arreglé para ir a cenar y dejé que el otro decidiera dónde, por Guía Oleo me entero que el precio promedio de cena es 45 mangos, o sea, voy a terminar gastando 70 como mínimo. Tengo que empezar a considerar eso de dejar que me inviten cenas y me hagan regalos. Voy a tener que ir al cajero de abajo a buscar plata y detesto eso, el estacionamiento de noche es como una gran tumba con olor a humedad. Le voy a tener que decir a mi analista que me mande a un cirujano para que me extirpen la histeria, la siento como si fuese un tumor en el cerebro. Y en la garganta. Y en la panza.

Pero estoy bien, eh. Inusualmente bien.
Es la combinación Sol en Virgo y Luna llena en Piscis.

lunes, agosto 27, 2007

Yo le daría a Steve Buscemi. Sí.
Y qué?
Y a Tim Roth también.
Lo mismo con John Turturro.
Me gustan los feos. No hay vuelta que darle.

De todas maneras, el protagonista de mis más salvajes fantasías en los últimos tiempos es Seth Rogen.
De veras, no me avergüenzo.

viernes, agosto 24, 2007

Está haciendo más calor o me parece a mí?
Hoy me levanté, después de abusar del snooze durante 45 minutos, y cuando salí del cuarto sentí olor a primavera. El olor que sentía cuando dejaba de ponerme campera sobre el guardapolvo durante la primaria, el olor que hacía que le pidiera una cantidad exagerada de camisolas a mi tía que tenía local de ropa jipi (todas batik, qué espanto).
Por algún motivo, me genera un poco de angustia. Es como cuando tenía once o doce años, me miraba y no entendía cómo era que ya tenía tetas. Así como en ese momento no quería empezar a usar corpiño, ahora no quiero archivar los abrigos, quiero seguir con bufandas al cuello y polerones lanudos. No estoy preparada para la exhibición estival, ni para los antojos de helado cada tarde.
Soy una persona para el otoño, eso está clarísimo.
Por otro lado, mi casa pide a gritos que suba la temperatura. Es pura terraza. El patio ruega que le colguemos una hamaca paraguaya y le pongamos una parrillita.
Frente a esta resistencia mía, sólo hay algo que me estimula: sábados a la tarde y campari con naranja.

jueves, agosto 23, 2007

Qué tal? Qué contás?

Que me levanto y cuando me quiero acordar qué soñé, plaf! ahí está. Buen día. Cómo estás hoy? Claro que no obtengo respuesta. Me preparo una chocolatada en silencio, que me sale buenísima por cierto, y le pregunto si quiere que le prepare una. Silencio nuevamente, no esperaba otra cosa.

Que me voy al living y resulta que alguien alquiló una película, ESA película, no podía ser de otra manera. Le pido que se siente en el sillón conmigo para verla y comer unas Merengadas. La veo y para la mitad ya estoy tan llorona que me paro y voy por las Melbas. Es un hecho, los carbohidratos serán mi única compañía esta puta tarde.

Que salgo a la calle para tomar un poco de fresco y veo los afiches en la calle. Me debato sobre si debo arrancar la enorme cara de Jason Lee que está pegada al lado del Mc Donalds de Córdoba y Medrano. Desisto y me calzo los lentes, esos lentes que se agrandaron y me bailan.

Que vuelvo a casa y hago todo mal. Quiero poner un disco pero me doy cuenta de que va a tener que pasar muchísimo tiempo hasta que pueda escuchar música que me guste y que no traiga recuerdos que de tan gratos se me hacen insoportables. Le pido que elija, que tengo ganas de que me sorprendan. Termino durmiendo en el absoluto silencio, por supuesto.

Que decido salir a la noche y verme con gente que desapareció de mi vida hace ya mucho tiempo. Que tomo una cerveza tras otra y no me molesta emborracharme. Que me subo al auto y está sonando esa maldita canción. Le pregunto si quiere que la deje para martirizarnos un rato. Por suerte, llegamos a destino antes de pedir que la saque.

Que me voy del lugar porque la histeria ajena ya me está rompiendo demasiado las bolas. Me abrigo y enfilo para Carlos Pellegrini en busca de un taxi. Compro cigarrillos y miro el kiosco como estúpida, me estoy despidiendo. No pienso volver nunca más a ese barrio. Que me subo al taxi y bajo la ventanilla. El taxista sube la radio. Suena Bob Dylan y no puedo evitar el puchero y las lágrimas que se vienen unas sobre otras. Le pido que pare de cantar, pero nunca me hace caso. Cantamos juntos y me apoyo en su hombro.

Que ya me estoy cansando de vivir con un fantasma que me hace de guardaespaldas. Que ya no sé si me está llamando o si mi cabeza tiene tantas hipótesis ad hoc que se me fue de las manos. Que me gustaría ser más racional en momentos como este, pero la verdad es que no tengo la voluntad. Que ya no soy la misma pero todavía no pasé al estadío siguiente, la transición me está matando. Que extraño horrores ciertos rituales que antes me parecían insignificantes. Que busco trasfondos inexistentes y señales cósmicas en catálogos snobs y cajas de gelatina. Que estoy triste y me alejo de todos, pero siempre sabiendo que es así como debe ser, aunque duela.

Que no puedo hablar y tampoco quiero que me escuchen. Que empecé algo y ahora tengo terminarlo aunque mi ego se arrepienta. Que le hablo cada mañana y cada noche pero nunca me contesta. Que ni las cartas me quieren contestar qué va a pasar. Que es raro darse cuenta que no hay reemplazantes para algunas cosas, no existen los genéricos en estos casos.

Bien, todo tranquilo por suerte.

(Buscando mi libreta del cbc apareció una hoja con esto de acá arriba. Marzo del 2006. Es bueno, genial, liviano, no vivir con el fantasma)

martes, agosto 21, 2007

El sábado fui a lo de mi abuela y sobre una mesa estaba EL cuadernito.
Período marzo - agosto de 2004. Empezaban las dudas acerca de mi carrera, la relación con mi madre se volvía cada vez más tensa y más que nada, oh, Mr. Blonde, oh qué pena esta de quererte y no ser correspondida. Entonces, como soy re espontánea y jajaja hago que me rio de todo lo que alguna vez fui, manoteo el celular y "Boluuuuu, hoy encontre en lo de mi abuela mi diario de hace 3 años! Es todo sobre vos! Te lo tengo que leer!".
Al otro día, tenía a Mr. Blonde en la cocina de casa diciéndome "quiero el cuadernito". Y se lo leí, según él no contenía nada revelador.
A mí sí se me revelaron, o por lo menos retornaron a conciencia, un par de cosas. Que me castigo, mucho. Que tenía mucha necesidad, casi desesperación, de querer a alguien y de recibir cariño. Que estaba muy obsesionada, muy. Que puedo ser muy cursi. Que no me perdono absolutamente nada. Que tenía un importante problema con el asunto ese de demostrar afecto. Que me quería morir cada dos por tres. Que era muy poco feliz.
Y sí, me da un poco de miedo volver a eso de antes, a la exageración del dolor y la angustia. Aunque en realidad no, me da miedo no poder manejar este nuevo estado, que las cosas deriven en andá a saber qué.
Qué sé yo, soy miedosa.
Por ahora, el cuadernito se queda escondido en la cocina, donde no lo pueda ver. Ya me amigaré con esa parte atormentada de mí misma. Si pude volver a escuchar los backstreet boys sin querer pegarme un tiro en la sien (ja, sí, me amigué con los backstreet boys), calculo que voy a poder volver a leer algún día "quereme, por favor quereme" o "lo quiero, así que no lo voy a ver nunca más en la vida".

En otro orden de cosas, me pasé el fin de semana largo tirada en la cama, pachorreando a más no poder. Me agarró un ataque de emocionalidad que me hizo lagrimear con La Fiesta Inolvidable (y no de risa, señores, me daba pena Peter Sellers). Y soñé que tacho me decía una cosa fea en un comment y me ponía muy triste.

What a wonderful life, folks.

viernes, agosto 17, 2007

Me hice el primer tatuaje, el símbolo de Júpiter, en octubre del año pasado. Claro que me dolió, pero a los pocos días ya planeaba con tener todos los símbolos del sistema solar en mi espalda.
En Junio me hice dos más, Urano y Mercurio, que me dolieron aún más que el primero. Tuve afiebrada la zona por casi una semana, no había crema que me alcanzara, no pude dormir boca arriba por unos cuantos días y me prometí que nunca (NUNCA) más una aguja con tinta se iba a acercar a mi pobre cuerpecito.

Hoy a la mañana lo supe, los próximos van a ser Neptuno y Plutón.

Es como si me dieran cuerda.

jueves, agosto 16, 2007

No fui al trabajo los últimos dos días. El motivo? No viene al caso, mis queridos. Lo que sí viene al caso es que aproveché para dormir por demás y me di cuenta de que el affaire con mi nueva cama está en la cresta de su ola. Hasta nombre le puse, pero siempre le pongo nombre a las cosas que se supone que debo cuidar. La laptop se llama Roberta, el celular, Román. Hay un Atilio, una Isabel. Rotulo para encariñarme, para ocuparme un poco porque de otra manera, rompo todo.
Entonces el Lunes a la noche fui a despedir a mi amiga y su novio que se volvían a Madrid y cuando llegué a casa, medio fumada y con una mezcla de nostalgia y alegría por un lado y el enojo, la rabia y lo atragantado por el otro. Dormí y dormí y dormí y el Martes cuando me desperté, me fui al cine. A mí sí me causó gracia lo del puerco araña, será que me conformo con muy poco. Todo el circuito del cine en solitario me hace bastante bien, tengo cerca el Village Caballito (y al pronunciar estas dos palabras juntas siento como náuseas) y otro que está enfrente que pasa "cine arte" (lo que sea que eso signifique), es claro que termino siempre gastando 16 pesos para ver alguna pochoclera. Y el circuito es siempre el mismo, me tomo un café o como algo por ahí después de sacar la entrada, compro los obligados pochoclos, me meto en la sala y espero. Salgo del cine y paso por la librería. Ok, es Cúspide, pero es lo que está ahí, me meto y algo me llevo. Esta vez, fue la narrativa completa de Dorothy Parker que encima no pagué porque lo saqué con los puntitos estos. Qué genialidad esto de agarrarme de las pestañas con el asunto este de los puntos y las tres cuotas sin interés.
Cuando volví a casa tenía un mensaje de texto "estás bien? no te veo en el msn y la entrada del blog es lapidaria". Oh, alguien en el mundo piensa en mí! Oh, puedo ser lapidaria! Y así el enojo y la bronca se fueron yendo, a fuerza de los relatos de esta mujer, tan exquisitos, y té de canela con leche y miel, tan exquisito también.
Capaz lo que necesitaba era dormir 14 horas seguidas. O tomar un vino con amigos y comer sandwichs de pastrón y pepino. O no sé. Se me pasó un poco todo.
Qué bueno.

lunes, agosto 13, 2007

De vuelta la sensación esa de que las cosas se me están yendo de las manos. A mí, que soy la control freak más inestable y despelotada del mundo, ser conciente de la inminente debacle me hace tambalear antes de tiempo. Traté de organizar mi cabeza y mis horarios, de prevenir caídas y de hacerme una gran reserva de porro, vino y té de manzanilla para afrontar lo que se venía. Pero con tratar no alcanza. Mi cabeza no puede procesar absolutamente nada, no hay camino lógico posible para nada, mis horarios son sólo un reflejo de lo poco especial que son las cosas y el porro nunca llega porque los contactos se esfuman. Por lo menos me quedan el vino y el té.
Así es como termino un Domingo a la noche, gritándole(me) al techo cosas espantosas. Llorando y con todo el juego de sintomitas de pendeja histérica. Y ya basta del sintomita, y del llanto y de enojarme sólo cuando estoy sola en casa. O empiezo a decir las cosas que quiero vomitar o esto se va al carajo.
Me estoy saliendo de eje de vuelta y ya no me importa nada. Lo único que quiero es que sea primavera de una buena vez por todas.
Las cosas no están bien y lo único que me resuena en la cabeza es un "qué tonta".
Que no se me cruce nadie por el camino.
Qué tonta.
Qué tonta.

martes, agosto 07, 2007

Tengo un cuadernito al lado de la cama. Amarillo con lunares blancos, es horrible ahora que lo pienso. Ahí hago las listas de supermercado, anoto recetas, dibujo espirales, me dejo recordatorios de tiradas de tarot que salieron bien y también, a veces, escribo cosas que me pasan. Sí, pucha, tengo un diario íntimo.
Lo empecé cuando me mudé, hace casi 5 meses, y no tiene más que 20 hojas escritas. Hace un par de días, en el limbo de mi estado gripal, lo agarré, pero no para escribir sino para leer. Parece que "Muchacho no es como Mr Blonde en montóooooon de sentidos", "...Pero y qué tenemos en común? que los dos escuchamos Le Tigre?", "Cuando lo veo está todo super bien, pero cuando no está, todo el concepto de él me resulta un poco soso" y el revelador "No le veo mucho futuro a esta cuestión, estamos en planos diferentes" a sólo 5 días de la ruptura.
También lei muchas cosas lindas, claro que sí, pero siempre terminaban con algún "pero" o una frase completamente desesperanzadora.
Me dio un poco de nostalgia. Más que nada esa cosa de no sentirme sola 24x7, de poder agarrar el teléfono a cualquier hora para decir y escuchar cosas lindas, pachorrear en la cama hasta las 3 de la tarde de un Sábado o tener a alguien que me acompañe hasta la parada del colectivo que me trae al trabajo.

Pero no extrañé ni extraño.

Hoy recibí mail de Muchacho. Que el diálogo no es lo suyo, que me pide perdón si fue brusco, que a veces no se puede hacer cargo de las consecuencias que tienen sus acciones, que me desea una buena vida y que me debería querer un poco más porque me doy muchos palos.
Y me saqué un peso de encima. Y me siento bien, re bien.

Además, mañana me voy a comprar un brand new sommier.
Yo creo que la vida me está sonriendo.

lunes, agosto 06, 2007

Mi especialidad en la cocina es el guiso de lentejas.
Ya estoy lista para tener nietos.

No, en serio. Ayer a la noche, después de no haber salido de casa por casi 48hs, me fui al super y compré carne, cebollas, morrón, papas, lentejas, panceta y el resto de las huevadeces que compro cada vez que voy a Disco.
Dos horas y media después estábamos en nuestra cocinita con Nat, a pura onomatopeya.
Y hoy me traje lo que había sobrado al laburo.
Soy tan feliz, tan feliz. Y me siento tan pesada, tan pesada.

jueves, agosto 02, 2007

La reivindicación de Mr. Blonde (II)

- Tomá la leche que se te va a enfriar.
- ....
- De qué te reís?
- De que no me dicen eso desde que soy un nene...

Un rato después...

- Tomatelá que se te va a enfriar!!!
- Voy a tener que usar doble forro me parece.
- Eh?
- Porque tenés unas ganas terribles de ser madre.

Y me mantuve en conchuda mode un rato más, sólo para no darle el gusto de largar la carcajada. Tiene ese don, el que hace que no te puedas enojar con él.