jueves, abril 12, 2012

Hoy voy a estar con las chicas de Alerta Cotorra hablando de supersticiones, brujería y demás ocultismos en Ciclope Radio de 19 a 21 hs.
Péguenle una escuchada porque va a estar muy divertido. Aparte, podrán escuchar mi voz para después burlarse.

miércoles, abril 04, 2012

Venía leyendo el libro de un poeta que es el novio de la amiga de una amiga -o alguno de esos parentescos fraternales que tanto cuesta enunciar sin perderse- y de repente me di cuenta de que me estaba poniendo a llorar. Estaba en el 180, casi llegando a casa y no pude evitar emocionarme. Cerré el libro, respiré profundo y esperé a que diera la vuelta por Alberdi para pararme y apoyar la mano sobre el timbre. Mientras, trataba de entender por qué me había desbordado la lectura. Primero llegué a la conclusión de que ando muy al borde del desborde últimamente y después reconocí que muchas de esas cosas de las que hablaba este chico en sus poemas alguna vez las había sentido. Y sí, más allá de la melodía y el humor, de su sensibilidad en la elección de palabras y todas esas cosas maravillosas, la identificación siempre me pega.

Entré a casa, le di de comer a Koshka, tomé un vaso con agua y largué el llanto que había tratado de detener en el 180. Ahí recordé la única poesía que escribí (si dejamos de lado las de la pubertad, llenas de rimas y muy parecidas a letras de canciones de Thalía). Está como posdata de un mail muy muy largo que le mandé a un chico muy muy lindo con el que salí unos meses hace un tiempo. Es un mail de agradecimiento y confesión, de lo más honesto que escribí en la vida. Y ahí, al final, seis versos. Toda yo en seis versos; un poco tierna, un poco atrevida, un poco cliché.
Lloré de vuelta, como para seguir en la misma línea de emocionalidad descabellada.
Creo que a mi vida le falta un poco de poesía. Un poco más.