sábado, mayo 30, 2009

Esteeeem...

A quien haya estado googleando mi mail repetidamente esta semana: ya párele o avise quién es, que me pongo paranoica.

Acabamos de leer un blog que tenía Dedé hace como 5 años. Éramos tan jóvenes. Nos hemos reído tanto.

Hoy entró al local una señora tan cheta venida a menos, con los labios todos colageneados, con su mirada perdida de tan empastillada, que me puse a llorar en el instante en que se fue. No sé bien por qué, pero, ¡gracias, señora horrible! pude romper mi racha de no llanto gracias a usted.

Debo tener un lazo karmáticamente irrompible con El Innombrable. No sólo allanó toda posibilidad de una relación entre nosotros, ni le alcanzó con meter la cola cuando nos seguíamos viendo y yo intentaba estar con otros sujetos. Ahora tiene el tupé de escupirme el asado a la distancia. Claro que él ni enterado; salvo en mis sueños, donde lo puteé de arriba abajo.

Nos estamos yendo a comprar ñoquis.

jueves, mayo 28, 2009

Zack & Miri make a porno - desear a Seth Rogen más de la cuenta - desearlo un poco más aún - me decepcionaste, Kevin Smith - cena en la cama - porro de postre - capuccino con galletitas de bajón - pretendiente en la mira - desear a Seth Rogen - Lost s5e12 - Lost s5e13 - desear a Miles - desear a Daniel Faraday - extrañar tener un novio físico - desear al pretendiente en mira - desear

lunes, mayo 25, 2009

Bajé las escaleras a las 6 de la mañana porque Ani estaba haciendo ruido en la cocina. Me preguntó cómo me había ido, le contesté que habíamos cogido y que después me fastidié y no fue necesario pedirle que se fuera, el pibe se vistió y chau pinela.
Tomamos Coca, fumamos un par de puchos, se quejó de su novio, me quejé de mi rodilla. Tomamos más Coca y cada una a dormir.
Y mientras cerraba el libro y lo dejaba en el piso me di cuenta de que acababa de coger, con clímax incluído, y de que no tenía ningún tipo de sensación en el cuerpo, por lo menos no otra que el bombazo hormonal que te hace sonreír sin motivos claros. Nada, como si no hubiera pasado nada. Eso me entristeció un poco, pero no me quitó el sueño.
Ahora el flaco me habla en el msn, me manda mensajes. Mientras, llueve un poco, no sé dónde se metió el gato, las chicas no están y me da fiaca cocinarme algo. Quisiera meterme debajo de las frazadas hasta el próximo 25 de Mayo, o que algún chico que esté disponible me guste un poco, lo suficiente como para no fastidiarme y poner años luz de distancia, o un cuarto de libra con queso. Me conformo con poco.
El chabón sigue mandando mensajes. Se me van a acabar las sutilezas y la paciencia.

sábado, mayo 23, 2009

Cosas que descubrí haciendo diagramas de árbol mientras me aburría en el laburo hoy a la mañana.
Las primeras citas se dividen en dos. Las horrorosas y las fantásticas.
Las segundas citas se dividen en tres. Las incómodas, las insoportables, y las fantásticas.
Las terceras, nuevamente en dos. Las aburridas, y las fantásticas.
A partir de la cuarta y hasta los tres meses, todo se resume en tres categorías. El muchacho deja de pensar que todas mis excentricidades, paranoias, inseguridades, quejas y manías son tiernas y procede a dejarme; yo dejo de pensar que todas las cosas que me gustaban del otro son atractivas y me aburro hasta el novamás; o bien, por algún designio cósmico, la cosa fluye hacia algún lugar lleno de aventuras y, seguramente, decepciones.
De ahí, los tres meses, en adelante, ya es tierra de nadie. Eso... o empecé a hacer rayones sobre el diagrama porque se me vinieron a la cabeza demasiados recuerdos espantosos.
Cosas que vale la pena deje documentadas para no olvidármelas ahora que me da fiaca escribir en mi diario.

He vuelto al ruedo. El de las citas.
Y espero que las matemáticas estén de mi lado.

jueves, mayo 21, 2009

El otro día Nieves me decía "¿y si empezás a decir la verdad?". Al principio sentí la iluminación, ¿cómo podía ser que nunca nadie me hubiese dicho nada parecido? Quise abrazarla y agradecerle, pero no.
Y yo pensaba ¿De qué verdad habla esta chica? ¿Habla de la verdad de mujer histérica que cambia de parecer cada dos horas? ¿Habla de la verdad esa que surge de la "espontaneidad" y que hace que digas lo que sabés que no tenés que decir pero que con tal de mantenerte "natural" nunca dejás de lado, por más que sepas que es una pose entre tantas otras?
Yo nunca supe cuál es "esa verdad" de la que todos hablan.
Yo hago lo que me hace sentir mejor. Me meto porque es divertido. Me tomo mi tiempo para observarlo todo, me gusta estar segura, segura de que no me voy a aburrir. Es parte de mi naturaleza oscilar entre ir sobre lo seguro y meterme en quilombos que obnubilan el juicio.
Esa es mi verdad, por lo pronto. No me sale de otra manera. Y a veces me encuentro a mí misma mirándome desde lejos, en pura actuación; de putita, de víctima, de mujer que reclama, de fría y distante; de cariñosa y servil; de tonta; de me-llevo-todo-por-delante. Y me río, me causa gracia. Es asombrosa la cantidad de personajes que llevo a cuestas.

Caigo cuatro días después. La mayoría del tiempo digo y hago la verdad, pura verdad verdadera. Cuando me quedo sin cosas para decir. Cuando no me salta la Celeste-tengo-respuesta-para-todo. Cuando me pongo colorada o me quedo en silencio con mueca pensativa. Cuando tardo en responder. Cuando me río a carcajadas. Cuando miro a los ojos. Cuando doy un abrazo.

Y lo escribo para no olvidarme.

lunes, mayo 18, 2009

Por más irreal que suene, el sexo telefónico, por lo menos en mi caso, puede reemplazar al real.
No me di cuenta de eso hasta hoy a la mañana.
Me corrijo,creo que fue el sexo telefónico de ayer a la madrugada el capaz de reemplazar al sexo real; realmente no sabría si extender la conclusión a todos las sesiones de sexo telefónico, pasadas o futuras.
Pero bueno, eso. Hoy cuando desperté, y hasta bien entrada la tarde, me vinieron una especie de escalofríos seguidos de mini orgasmos. Eso sólo me pasa en los días siguientes a las noches de (buen) sexo (cosa que también le sucede a Geneve, pero no a Dedé, ¿es algo que le pasa a todas las mujeres? tengo esa duda).
Parafilia a distancia. Pensar que yo solía reírme cuando leía al respecto.

viernes, mayo 15, 2009

Ayer venía para casa en el 36 y el libro que estoy leyendo, uno de Amis, decía algo acerca de los hombres que lloran a la noche, cuando nadie los está viendo. Entonces me puse a pensar en estos últimos tiempos, en mi incapacidad de llanto, en la histeria que se me atraviesa y no me deja hacer nada salvo tener náuseas.
Me bajé del colectivo con un nudo en el estómago y cara de Pantriste, caminé un par de cuadras hasta un supermercado y terminé lo que me quedaba del camino a casa. Cuando llegué a la puerta, mi llave no andaba. Ese era un momento justo para llorar. Yo, a las 9 de la noche, en la puerta de mi casa, llamando a Nat para ver si estaba adentro, cagándome de frío, cagándome de hambre y con una llave que no anda en la mano. Pero no pude, no me salió. Después de infinitos llamados, Nat me dijo que estaba en la ducha, que por eso no me había atendido.
La idea era llegar a mi cuarto, olvidarme de la cena, meterme debajo de las colchas y dormir hasta hoy al mediodía. Porque la tristeza estaba (está) y a veces me regocijo en ella, y me quedo hasta las 4 de la mañana hablándole a las paredes, contándoles lo mal que me trata la vida; pero eso cuando puedo llorar, cuando me ahogo y me sofoco, y vomito, y bajo al baño a lavarme la cara y a espantarme cuando me veo la cara destruida en el espejo, ahí hay un goce, de lo más masoquista, pero goce al fin. Si no hay llanto, no vale la pena todo el trámite.
Como tenía un paquete de espinaca que se iba a pudrir en la heladera, tenía más ganas de comer que de dormir y Nat estaba comiendo en la cocina, me puse a hacer canelones. Para el momento en el que metía el relleno en el panqueque, ya estaba en un estado de ira profunda.
Lo que es la palabra, eh. Durante semanas no hablo de nada relevante con nadie y así pasa todo, sin dejar marcas, sin poder registrar nada, pero a alguien se le ocurre preguntar “¿cómo estás?” (con verdadera intención de saber cómo estoy, estoy podrida de tratar de responder sinceramente a la pregunta y ver la mueca de desinterés del otro) y las palabras salen, y el tono de voz sube, y le apunto con el cuchillo con el que corto el ajo a la nada y me empiezo a sentir un poco viva, que no es poco.
Los canelones estaban demasiado buenos. Debo haber liberado endorfinas o algo así, porque me dormí tranquila, tuve sueños felices, y me desperté de relativo buen humor.
Por algún motivo me puse a escribir esto, y de vuelta el nudo en la boca del estómago, y de vuelta la desilusión, la frustración, la ansiedad descontrolada y sin canal a la vista.
Escucho desde lejos, dentro de mi cabeza, el sonido de una alarma.
Wishlist para el 25 de Mayo. O el Día del Niño. O mi cumpleaños. O, no sé, cuando sea que pueda ser.
- Un acolchado naranja.
- Alguien que quiera lijar las puertas de mi casa gratis. O a cambio de clases de inglés. Estoy abierta a negociaciones.
- Un sedativo para el gato que no para un puto segundo de corretear.
- Wolverine. En mi cama, todas las noches. O en su defecto, a su hermano. O en su defecto, a los dos juntos. Y que se venga Gambito también, si quiere.
- Una cama de cuatro plazas para que entremos todos.
- Un cuarto más grande.
- Una máquina del tiempo.
- Un amigo nerd como los de The Big Bang Theory.
- Un tratamiento en Lacuna inc.
- Una caja de Havannets.
- Un corpiño que no tenga la tasa dura pero que haga el efecto de un push-up.
- Tiempo.
- Poder de decisión.
- Algún súper poder que haga que el polvo de los libros no se me pegue a las manos.
- Algún súper poder.
- Mohinder Suresh.
- Un sueldo que me deje comprar todo el catálogo de Anagrama.
- La conquista de lo inútil.

sábado, mayo 09, 2009

Suponiendo que creyera eso de que para superar una ruptura hace falta la mitad del tiempo que una estuvo en la relación, me tendría que tomar 2 años para estar totalmente recompuesta.
Como ya pasó más de un año, sólo me faltarían alrededor de 7 meses para sentirme una mujer nueva y sana como para empezar una nueva relación.
Considerando que:
- Lo mío con El Innombrable fue, según las convenciones, una relación incatalogable.
- No siento que vaya a ser capaz de escuchar Bob Dylan, cantar algo de Frank Sinatra, ver algún ranking idiota en E!, o volver a confiar en cualquier sujeto de sexo masculino.
- Me estoy empezando a impacientar.
Resolví adoptar la política de sacar un clavo con otro clavo. Y al notar que no hay disponible en mercado ningún hombre que satisfaga mis necesidades, tuve que cambiar de especie.
A ver si esta vez, que la vida me pone nuevamente un pelirrojo en el camino, no salgo dañada.
Se llama Plutón, es naranja, muy bello y mimoso por demás.
Eso, que Nat trajo un gato de la sociedad protectora de animales.
Sí, se llama Plutón. Y no se aceptan comentarios negativos al respecto.

miércoles, mayo 06, 2009

Si alguien pasa por la puerta de la librería y ve pilas y pilas de libros desordenados sobre la mesa, y también ve a un señor mayor y a una chica de rulos (a la que hoy le dieron 20 años, quiero que quede un registro de este gran día) charlando animadamente, quiero avisar que no están discutiendo acerca de cómo van a hacer para que el local sea un lugar más presentable. Tampoco están debatiendo sobre si el potencial negocio de venta de libros antiguos es rentable o no. Ni están calculando el espacio disponible para ver cómo acomodan el gran quilombo gran.
Nada de eso.
Están armando un top 5 de pizzerías.
O intercambiando recetas de guisos.
O sacándole el cuero a las viejas que buscan libros de autoayuda.

lunes, mayo 04, 2009

Hace diez minutos entró al bar donde estoy almorzando un pibe con el que salí un par de veces hace años luz.
Tenía una frazada animal print con la cabeza de un león en el medio sobre la cama y un montón de revistas Hombre debajo del escritorio de la computadora.
Ahora tiene zapatos de burgués-clase-media-pretenciosa, canas y está leyendo unos catálogos de no sé qué.
Por eso es que nunca hay que confiar en el animal print.

¡Ah!
Me acabo de acordar de por qué no nos seguimos viendo (a pesar de que teníamos mucha química).
Una vez me hizo entrar a Locos x el fútbol.

Por eso es que nunca hay que confiar en el animal print.

sábado, mayo 02, 2009

"Me parece que tengo fiebre"
"Andá a tu casa entonces. Andá a saber qué es"
"Ay, ¿y qué va a ser?"
"Dengue. Fiebre porcina. Yo qué sé"
Ahí saltó mi paranoia, siempre lista, esperando que la llamen.

Pero me quedé un rato más, hasta que vino una señora a pedir el libro de Eri Peluch (sic).

Parece que tuve como 40 de fiebre, así que vino una doctora a casa y me dijo que no hiciera tanto drama, que sólo era una gastroenteritis común y silvestre, que todo el mundo andaba alterado con tanta peste dando vueltas.

El jueves a la tarde vino mi madre a hervirme un arroz, como si yo no pudiera hacerlo sola. Después me di cuenta; vino a investigar. Me trajo una botellita de alcohol en gel (que nunca usaré, estoy en contra de la neurosis al servicio de lo sanitario), corroboró que en mi cuarto no hubiera humedad, revisó la heladera ("¿por qué tantas botellas de fernet, Cele? ¿quién toma Campari?), me contó que mi papá piensa que mi hermana es una promiscua y trató de convencerme de que empezara a usar barbijo. El arroz estaba bastante rico, eh.

Y en el resto de tiempo que usé de "para reposar" y no ir al trabajo enceré el piso, ordené mi cuarto, separé ropa para regalar, me hice las uñas, fui hasta la Feria del Libro, me espanté de la cantidad de gente y me fui a lo de Dede, charlé con Lau, me fumé un porro, bajoneé con arroz hervido, estrené sábanas y tuve dulces sueños.

No necesitaba vacaciones para bajar un cambio, como yo pensaba hace unas semanas. Necesitaba 40 de fiebre y gastroenteritis.