Después de que el tipo citara una canción de Alejandro Sanz (¡Alejandro Sanz!) y hablara de sus planes a corto plazo, planes en los que yo podía llegar a estar incluída "si todo sale bien", me agarró un ataque de ansiedad. Ansiedad por estar sola debajo de la ducha digiriendo todo lo que se me estaba pasando por la cabeza.
Entonces, una vez debajo del chorro de agua, las ideas vinieron solas, unas detrás de las otras. No quiero al tipo que quiere un noviazgo formal, que promete jazmines y que pretende que todo esté prolijamente planeado con tiempo; y esto no quiere decir que no quiera ponerme de novia, lo que me aburre es el discurso del romanticismo conservador que no tiene ni un poco de vuelo. No quiero que le haga culto a la responsabilidad orientada a un futuro sólido; no me interesa hablar de futuros sólidos. No quiero que mida la decencia de sus pares masculinos usando como parámetro la cantidad de tiempo que espera para llevarse a la chica a la cama; quiero que un tipo me haga saber si tiene ganas de cogerme o no desde los primeros diez minutos.
Estoy podrida de los que se piensan que porque "te respetan" y no te tocan una teta son mejores hombres, más grandes, como si estar más allá de las debilidades de la carne fuese algo loable. También me tienen podrida los que se creen que porque accediste a garchar en la primera cita sos una golfa perdida que lo único que quiere es valorarse a través de la libido ajena.
Quiero no tener vergüenza de expresar mi deseo, sentirme contenida por el simple hecho de saber que el otro está en la misma búsqueda y que no prejuzga. Después vendrán los paseos de la mano y los "te presentó a mamá", porque esas cosas no se planean; aparecen solas si está lo otro: las ganas del otro, en todo momento y lugar.
Quiero eso y no voy a dar el brazo a torcer, no transijo más. Y aunque ya lo tuve en repetidas ocasiones, algo no alcanzó, por un motivo o por otro. Y si esas otras repetidas veces no fueron más fructíferas fue por problemas que nos excedieron a los dos, no porque mi modo de pensar o mi proceso de elección estén errados.
Y de eso me di cuenta el viernes mientras me duchaba, yo no me equivoqué en mis elecciones de los últimos años, realmente fui fiel a lo que sentía.
Si la cosa con Mr. Blonde no prosperó, no fue porque él no fuera decente o yo no fuera suficiente, fue por otras cosas que nunca voy a entender. Lo que sí entiendo es que lo elegí porque nunca juzgó y siempre me hizo sentir que con él podía darme el lujo de ser yo.
Si Tomás agarró un día y me dejó sin que yo tuviera tiempo de entenderlo, ya no importa. Lo que sí me importa es que durante 6 meses estuve con un tipo con el que me conectaba desde la piel y la mirada y no importaba más nada.
Si LlaveInglesa no me puede ofrecer lo que yo quiero de un vínculo, mala leche. Lo importante es que nunca nadie me hizo sentir así de desinhibida y tan en contacto con mi deseo.
Y si hubo tres, habrán cuatro, y cinco, y seis, y los que sean necesarios.
He dicho.