Tenemos una gata que se llama Isa. El día que me mudé vino toda cariñosienta y yo la recibí de brazos abiertos. Fuimos mejores amigas hasta la segunda noche. Parece que mientras dormía le pegué una patada sin querer y la minina se fue toda ofendida a dormir con alguna de las otras cohabitantes.
Cada vez que viene Muchacho, Isa aparece maullando con su vocecita de adolescente con efervescencia hormonal. Se refrega contra la escalera, pone carita de necesidad y se auto-mima contra sus pantalones. Yo no sé si Muchacho le parece tan irresistible como a mí o si es así de golfa la muy descarada.
El otro día, mientras preparaba unos tés, la desacatada fue y se subió al pecho de Muchacho que estaba acostado en mi cama. Toda hecha un bollito estaba, ronroneaba. Me acosté al lado y entre los dos la acariciamos un montón de tiempo. El micho no daba más de contento.
Muchacho es muy tierno, se le nota en la cara. Es el típico pibe que te imaginás con un perro grandote y buenazo, o con un gato en el regazo mientras lee sus cosas de nerd. Y cuando le hace mimos a Isa me muero de amor.
Desde ese día Isa duerme conmigo cada noche. Me hace compañía desde la punta de la cama mientras ceno, leo o veo pelis. Cuando apago la luz para ir a dormir se acerca despacito hasta mi cintura y ahí se queda, hasta que suena el despertador y sale disparada por la ventana.
Y yo escuchando The Shins mientras agradezco que hoy no haya llegado taaaanto trabajo. Pero qué trendy que soy a veces, eh!
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.