lunes, noviembre 03, 2008

A los 14 años me gustaba mucho un chico, un compañero de división. Tan embobada estaba que un día agarré y le escribí una carta con corazoncitos y todo (sí, tenía 14 y tenía el descaro de dibujar corazoncitos fucsia, ¿y qué?). Después se la di a mi amiga Alicia para que se la diera a él. La cosa es que Ali la leyó antes de hacer la entrega y me dijo que no daba, que era demasiado romántica, que el pibe se iba a asustar, así que al otro día aparecí con un poema en reemplazo de la carta.
Al pibe yo no le gustaba, pero desde ahí y hasta que terminamos el colegio me trató más delicadamente, con ese cuidado que uno le pone a las cosas que piensa que se van a romper.

Resulta que Ali estaba revisando papelerío viejo y apareció la carta esa que yo había escrito para ese chico y que ella no me había dejado mandar. Me la dio hace unos días.

"Ser hombre no es tener las piernas peludas. Hombre es el que sabe expresar lo que siente, por eso vos sos un hombre"

Que nadie me pregunte qué definición daría de "hombre" a mis casi 26 años, porque no tengo mucha idea.
Capaz, puliendo un poco un poco la premisa, terminaría siendo algo parecido a lo que pensaba hace muchos años atrás.
Pero sin los corazoncitos con marcador fucsia.

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