jueves, agosto 03, 2006

Que corto el pollito, que te lo enharino una vez, que te lo enharino otra y el plato rebosa de un pasticho inmundo (iiiimuuuunnnndooooo) sin color definido. Pero el aceite caliente todo lo puede y quedan unos chicken fingers que son un canto a la vida.
Después del porro, ni te cuento.
Me acordé de cuando Carrie salía con el pendejo fumón del local de historietas... ese capítulo en el que terminaban tirándose las alitas te pollo en la terraza. Qué gente maleducada, che. Con la comida no se juega.

No hay comentarios.: