jueves, diciembre 07, 2006

Primero, los ñoños. Un piso LLENO de ñoños de sistemas o loquesea a lo que estas personas se dediquen. Tipos de veintitantos que se piensan que son lo más por escuchar temas de marcha noventosa, a Andy K. y saberse sus "canciones locas", imprimir carteles de crónica anunciando la llegada del fin de semana, tener ringtones con onomatopeyas de Homero Simpson y demás sandeces.
No es problema que hablen por teléfono día y noche con sus amigotes acerca de cómo trataron de levantarse una minita en Sunset, el problema es que YO lo tenga que escuchar. El problema también es que nunca se levanten a la minita.

Segundo, las imbéciles.
Tenemos dos clases de imbéciles. Las barriales y las de clase media pretensiosa.
Acá no se cuestiona el tema del barrio ni las pretensiones, la cuestión es la im-be-ci-li-dad de estas féminas.
Las barriales toman mate todo el día, hablan sin parar por teléfono con ahijados, sobrinos, primas, tías y otros parentescos que realmente desconocía antes de llegar acá. Gritan, mucho. Gritan en el buffet. Gritan en el baño. Gritan en sus escritorios. Bajan a fumar y tratan de levantarse a todo muchacho que les pida fuego. Enquilomban el piso y se hacen las cancheras. Las odio, mucho.
Las clase media pretensiosa se la pasan en el baño. Haciendo qué? Se ponen perfume, se maquillan... Hay una que, cada vez que voy al baño, está pasándose una servilletita por la frente. Estudian en la UCA. Se la pasan diciendo "chicash, chicash!" y hablando de planchado de pelo y productos capilares. Me miran con desprecio porque almuerzo ravioles, ni que estuviera preparando tortas fritas en la cocina, che... y perdonenme la vida, yo no sobrevivo la jornada laboral con una ensalada de zanahoria y cebolla!
Las odio, mucho más.

1 comentario:

vic dijo...

creo que yo te lo avise antes de que empieces a trabajar.

por suerte por mi piso hay otros especímenes.

(a juzgar por el almuerzo pertenecería al segundo grupo)