viernes, febrero 06, 2009

Así, como bumerang.
Durante 6 meses la misma respuesta de mi parte "no, me parece que mejor me quedo en casa mirando una peli". Y ahora, que la televisión está rota, Flor en Cabo Polonio y Nat en alguna localidad del lejano oeste, se me ocurre que quiero salir; entonces manoteo el celular y empiezo el recorrido habitual. Una amiga que no está en su casa, otra está con el novio, otras dos están en un cumpleaños al que no sé ni cómo llegar. Ya no hay más mujeres, todo dice que voy a tener que empezar a probar con los hombres, pero claro, el único amigo que tengo está de retiro espiritual en Neuquén. Tomo coraje y tiro un par de propuestas, pero nada, nadie puede. Tengo ganas de tomar más coraje aun y proponer a esos con los que realmente me gustaría estar en la terraza hasta que se haga de día, pero hoy no estoy preparada para tanto rechazo.
Y después de una semana de viajar casi cuatro horas por día, de niños recién salidos de la escuela secundaria, Lamarck, el número de oro, notación científica y la masa atómica de la puta que los parió, lo único que quiero es salir.
Pero no.
Justo hoy al universo se le ocurre devolverme frisbee.

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