jueves, febrero 26, 2009

"¿Qué pasó con rulitos?" me preguntó Geneve y yo me hice la tarada. Al rato, lo mismo, y justo Sol empezó a hablar de la pena de muerte (¿cuántas veces vamos a tener la bendita charla sobre la pena de muerte?). A la tercera no me pude escapar, tuve que contar.
Explicar qué (no) paso con rulitos es un engorro. Es de esas cosas montaña-rusa (no la experiencia adrenalínica, sino el programa de tele que veía religiosamente a los 11 años), me-dijo/le-dije/no-sé-qué-onda-el-pibe, en las que caigo indefectiblemente. Es que no me sé manejar; oscilo entre la inadaptación absoluta al medio (entendiéndo por "medio" al sexo masculino) y unos aires de femme fatale que no dejan de sorprenderme.
Sol agitaba las manos y decía "Decile que tenés una estela en sagitario".
Dedé corregía a Sol. "No es estela, es stellium".
Geneve no paraba de reírse. "¿Cómo le vas a decir que si el universo los cruza le seguís contando? Sos una boluda".
Yo revoleaba los ojos. "Ya sé, ya sé. No me entero de nada".

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