lunes, febrero 09, 2009

Hace un año y medio había encontrado en la casa de mi abuela el diario que tuve desde marzo hasta agosto de 2004. Al principio me reí mucho; de hecho, llame al Innombrable (a.k.a Mr Blonde) para que nos riéramos juntos, porque, claro, era todo sobre él.
La cuestión es que en esa segunda leída, con él ahí al lado mío, me agarró una especie de angustia. Yo había sufrido muchísimo esos primeros meses después de conocernos (y los siguientes, y los siguientes también) y si bien había un montón de cosas que ya estaban superadas, había otro montón que no tanto.
Entonces, después de leérselo, agarré y metí el cuaderno en una alacena de la cocina y olvidé su existencia.
Ayer, buscando lentejas para hacerme una ensalada, lo encontré.
Todavía no me recupero.
Creo que en este mismo estado estaba Fiona Apple cuando escribió todas sus canciones despechadas.

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