viernes, mayo 20, 2011

Me gusta el formato serie; de 25 minutos o 50. Me gusta eso de plantear un conflicto y que se resuelva rápido, pero que al mismo tiempo haya un hilo conductor que me lleve a mirar el episodio siguiente. Hay épocas en las que mi concentración no se banca una película de dos horas entera (¿por qué todas las películas, de repente, pasaron a durar dos horas mínimo? ¿qué tenía de malo la hora y media?) pero puedo mirar 4 horas seguidas de How I met your mother. La serie me da la posibilidad de ver todo el desarrollo de un personaje, me permite encariñarme y meterme de lleno en la historia. Entonces, para mí, las series son tan trascendentales como las películas. Así como me acuerdo de la adrenalina que sentí mientras estaba sentada en la butaca del cine asombrándome con Jurassic Park, evoco la alegría estúpida que me recorrió el cuerpo cuando Chandler y Monica se encamaron por primera vez. Sin juicios de valor implícados, David Lynch y Kevin Williamson me atravesaron con igual intensidad, cada uno a su manera, claro; no soy tan necia como para decir que están a la misma altura, pero sé muy bien que a los 15 años lloré durante toda una noche con el final de la primera temporada de Dawson's Creek y que a los 20 no dormí en toda otra noche tratando de descifrar Mulholland Drive.

Hasta los primeros años de facultad, las vi todas -TODAS-, pasaba infinidad de horas frente a la televisiòn. Despuès me mudé con mi abuela que no tenía cable, me compré un reproductor de DVD y durante 3 años miré, al menos, una película por día. La dinámica de todo cambió cuando descubrí Lost. La primera temporada, en una semana. La segunda, en 2 días (me clavé 24 capítulos a lo largo de un fin de semana, no puedo ni siquiera empezar a explicar los sueños que tuve en las noches siguientes). La tercera, en lo que duró un fin de semana largo. Ya para la cuarta, iba bajando a medida que se transmitía en Estados Unidos. La quinta y la sexta fueron la cristalización del desesncanto, pero no importa. A partir de Lost, cambió la manera de mirar series. O mejor dicho, poder bajar toda una temporada de un tirón lo cambió todo; pero para mí, ese paso de un modo al otro vino de la mano de Lost y su delirio justificado y sostenido. Después de Lost, la nada; un vacío. Un vacío que traté de llenar con Dexter, The Wire, Breaking Bad o Mad Men; series geniales, impecables, maravillosas, pero no es lo mismo. Nunca más el vértigo de final de temporada, nunca más las charlas de horas y horas con amigos tratando de desentrañar el misterio, nunca más la curiosidad alimentada por pistas sueltas en diálogos; nunca más, una pena.
A lo largo del año pasado le seguí el rastro a J.J. Abrams y me topé con Fringe. Lei la sinopsis y pedí recomendaciones. Me dio la sensación de que era un X-files wannabe y además todos me dijeron que era malísima, salvo mi tía Nilda, que la seguía semana a semana en Warner y estaba chocha, le encantaba. Pasa que mi tía Nilda, a mi parecer, tiene un gusto televisivo horrible y nunca coincidimos en nada. Hace unos meses, un domingo de calor pegajoso y sofocante, me acordé de la serie esta y la busqué en Cuevana. Y sí, terminé el primer episodio ya considerándola una copia tibia de X-files, como casi todos; pero le di play al siguiente porque me dio un poco de intriga. Y al tercero. Y al cuarto. Así, hasta llegar al noveno.
Entonces ahora -que acabo de terminar la segunda temporada y no veo la hora de llegar a casa para entrarle a la tercera- les vengo a decir a todos que Fringe ESTÁ BUENA. No tiene nada que ver con X-files. Es otra cosa, es un delirio alla Lost (duh, comparten creador), sus personajes son mucho más transparentes y queribles, el personaje de Olivia Dunham es de una belleza que me conmueve, el científico Walter Bishop es absolutamente adorable, Pacey se parte al medio solo (siempre será Pacey para mí) y habilita el campo a la curiosidad sobre temas como teorías de universos paralelos, wormholes y viaje en el tiempo.
Nada llenará el espacio que dejó Lost, eso lo sé muy bien; pero, como hoy le decía a Lau, la insatisfacción es un modo de vida y es lo que nos define. En el hambre de estímulo me topé con Fringe, y qué contenta me pone.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

parece que para septiembre tenemos esto:

http://www.youtube.com/watch?v=J_jAlFqvASU

http://www.imdb.com/title/tt1728102/fullcredits#cast

beso.
ariel.

Cel dijo...

ariel, mmmm vi el trailer. no sé si me muero de ganas, pero obvio que voy a ver qué onda cuando sea el momento.
gracias por la data!
beso.