viernes, mayo 06, 2011

Mi jefe me cuenta sus proezas romántico-sexuales de la juventud. También hace extensos monólogos acerca de su puesto como gerente comercial en diversas editoriales. Me hace fumar sus discursos llenos de orgullo hacia sus burgueses y exitosísimos hijos. Me interna contándome una y otra vez la misma anécdota en la que trata de defenderse ante mis acusaciones de homofobia. A veces también hace que me den ganas de abrazarlo, porque es buena gente; clase media pretenciosa, pero buena gente al fin.
Pero basta ya. No veo la hora de que se vaya de viaje y me deje sola. Voy a vender los libros que YO quiera. Voy a ordenarlos como YO prefiera. Voy a recomendar lo que a MI me parezca. Voy a pintarme las uñas en el mostrador. Ordenar los papeles bajo mi criterio. Sonreírle sugestivamente a los clientes apuestos. Poner la música que a mí me gusta. Leer a la hora de la siesta. Estudiar latín cuando no hay gente.
Y, por supuesto, voy a usar la librería de bulo; que es lo que vengo esperando desde que empecé a trabajar acá.

4 comentarios:

nadie dijo...

deberías ponerte uno.

una librería no.


un bulo.

Cel dijo...

nadie, bueno, hago el bulo versión beta en la librería y veo qué onda.
igual, yo sigo queriendo ser catadora de whisky.

Anónimo dijo...

Cuando abre las puertas el bulo?

Cel dijo...

Anónimo, la información sobre el bulo versión beta es clasificada. Sólo unos pocos tienen acceso a ella.