lunes, noviembre 20, 2006

De alguna manera me las arreglo para arruinarme los domingos.

No me alcanzó con el helado compartido, la peli maravillosa en lo de Ani, el sambuche de bondiola con las chicas en Costanera Sur. No no, tenía que llegar a casa para ponerme a llorar como desquiciada, escribir una carta llena de miserias que nadie debería leer nunca, fumar sin parar hasta llenar la habitación de olor a cenicero y dormirme todavía temblando de tanto llanto.

Hoy en un momento me abstraje en el medio de la sesión con mi brand new jungiano y vi a una chica de rulos y camiseta fucsia que decía que ya no creía en nadie, que estaba desesperanzada en cuanto a las relaciones humanas y que hacía maldades de loca obsesiva cuando menos se lo esperaba el otro. El tipo la miraba y tenía una media sonrisa pegada a la boca.

Sé que peco de ingrata con lo que voy a decir pero... Dónde están todos cuando los necesito? Por qué yo tengo que estar disponible cuando a fulanita sultanito no le da bola? Por qué tengo que salir corriendo cada vez que pirulo está triste? Por qué nadie mira un poco más a los ojos y se da cuenta de una puta vez que estoy triste? Tan jodido es darme un abrazo sin que lo pida? Qué tengo que hacer? Señales de humo? Mensajes subliminales en la música que escuchan?

Para qué carajo quieren que festeje mi cumpleaños? Es un día más, sólo eso. Qué ganas de andar adornándolo todo... Son 24 años de planes frustrados, no hay mucho para celebrar. O qué? Es una oportunidad para que "nos juntemos"? Yo veo a quien quiero cuando tengo ganas, y si digo que este año no tengo ganas, respeten un poco.

La idea es irme a pasar Año Nuevo a algún lugar que no sea Buenos Aires. Con Rosario este fin de semana debería bastarme, pero algo me dice que no, que 3 días no alcanzan para nada.
La idea es fumarme un porro grande como un plátano y brindar con el mar.

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