Los muebles, las lámparas, los azulejos del baño, las paredes acolchonadas de la recepción, la maravillosa cúpula, los patios internos, el salón, el conmutador... todo.
Si yo fuera escritora, me iría al Savoy rosarino a hacerme la Barton Fink.
Como no soy escritora no me va a quedar otra más que tomarme un fin de semana en la 216 con el único objetivo de leer, fumar, leer un poco más y mirar por el balcón.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
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