jueves, diciembre 06, 2007

Es un hecho. Se nota que empiezo a querer (o que al menos empiezo a tomarle un poco de respeto al vículo) a un chico cuando lo empiezo a llamar por su nombre y deja de ser: el nerd, el físico, el policía, el fóbico, el profesor de, el pendejito, el publicista, el médico, el grandote, o lo que sea que haga o sea que lo caracterice.

5 comentarios:

Bere dijo...

Cel, permitime que te diga, que no estas sola...

Anónimo dijo...

jaja, con mis amigas hacemos exactamente lo mismo!! Siempre algún apodo hasta que la relación se vuelve mas seria y ahí se transforman en personas reales.

Cel dijo...

bere: mejor así entonces. Yo sabía que no era la única!

pau: a ver... el apodo más gracioso que hayan puesto?

Anónimo dijo...

Veamos, "Rollers" (porque la primera cita fue a andar en rollers), "dulce de leche" (porque tenia una fabrica de dulde de leche), "boliche" (chico de la noche)... son los que me acuerdo ahora! :)

Anónimo dijo...

llame a las cosas por su nombre ... bueno, esta no es una cosa, no? sin querer le dije otro apodo: la "cosa", oiga: que la quieran bien (eso decían las abuelas).