jueves, diciembre 20, 2007

Ya pasé por varios psicólogos y psicólogas. A los once años mi mamá me llevó a uno y ahí empezó mi travesía. Ese primero que me escuchaba llorar durante 40 minutos non-stop. La que llegaba siempre tarde, no decía ni mú, y me daba 30 minutos míseros de sesión. La que se vestía mal y decía que la culpa de todo la tenía mi madre-castradora-omnipotente-pedante-arrogante-reencarnación de Medusa. Y otros.
La primera sesión es rara. Se supone que uno va y cuenta por qué es que está ahí sentado. Yo siempre, la noche anterior a esa primera entrevista, pienso qué es lo que le voy a decir, trato de ordenar todas las variables en juego para poder enunciar algo coherente y no una suma de frases sin hilo conector mezclada con sollozos y quejas. Está claro que todo ese speech que me hago antes de dormir NUNCA coincide con lo que le termino diciendo al otro día.
Hoy, por ejemplo, tuve mi primer encuentro con el tal Martín, que sí, es un tipo atractivo, pero muy alejado de mi tipo gracias a dios. Yo tenía todo más o menos pensado. Mi ego grande y gordo hace que tenga que "quedar bien" todo el tiempo, como si fuese a una entrevista de trabajo, como si el analista tuviese que aceptarme como paciente y que para eso yo tuviera que venderme como patología con patas; entonces, en vez de un "me encantaría trabajar acá porque lo veo como desafío y una oportunidad de crecimiento en mi carrera, sarasa" una se tiene que presentar con un "lo que pasa es que hay un conflicto enorme entre lo que soy, lo que quiero ser y lo que pienso que debería ser". Un tremendo pelotudo, mi ego. Por suerte, el tipo me hizo un par de preguntas muy acertadas y terminé hablando de mi madre, qué predecible soy, eh.
Salí de la consulta llorando, y no me pregunten por qué, porque no lo sé. Supongo que fue el hecho de escucharme decir un montón de cosas bastante feas que tenía archivadas y que no me animaba a poner en palabras. Pero para cuando llegué al trabajo me sentía muchísimo mejor.
Le tengo fe al Martín este. Y ya me aseguró que no piensa mudarse a ningún lugar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hablás tan bien de los psico que hasta me vendes uno. Es un problema eso.

nadie dijo...

chochos deben estar los psicologos con vos, que deben tener casos para desmenuzar gracias a tu verba tan indulgente y solidaria para contar tus problemas, hasta los que no te parecen problemas, pero podes problematizarlos.

en fin, yo brindo en estas fiestas por los psicologos, el mejor negocio del siglo de las persecutorias y sociedades esquizoides...

salú!

Cel dijo...

indigo: No compre, por las dudas. Lo último que quisiera sería vender a los psicólogos.

tacho: Sí, chochísimos. Soy la paciente ferpecta!
Yo brindaré por el ocaso del psicoanálisis mientras espero con ansias mi próxima sesión con Martín, el lacaniano buenaonda.