viernes, marzo 26, 2010

Ya me olvidé de la última vez que vi a mi papá.
Solemos tener estos distanciamientos, no vernos por semanas, a veces hasta meses. Simplemente sucede que no nos cruzamos, yo hago alguna de mis paradas por la casa matriz y, por un motivo u otro, él no está; salió con algún amigo, se peleó con mi hermana y se fue a caminar por ahí, esas cosas.
Mi mamá me cuenta de sus novedades y le debe transmitir un breve resumen de lo que va siendo mi vida a él. Hay que ver qué le cuenta, claro. Con qué tinte, cómo lo adorna. Prefiero no enterarme.
Cuando lo estaban por operar de una pierna que se le fracturó por hacerse el Superman, iba a visitarlo al hospital dos veces por semana, siempre los sábados y algún que otro mediodía antes de tomarme el 59 hasta Vicente López y caminar las diez cuadras que me separaban de donde trabajaba en ese momento. Se ponía contento cuando iba, le hacía chistes, le llevaba libros y le comentaba los últimos estrenos de la cartelera; me decía que me veía feliz. Creo que era bastante feliz en ese momento. Después, el post operatorio en una cama que mi mamá puso al lado de la ventana del living de su casa. Él pintaba, leía y rompía las pelotas. Los sábados, cuando mi mamá se iba a la feria, yo me quedaba sentada al lado de él, le llevaba la comida en una bandeja y nos quedábamos charlando hasta que empezaba a bajar el sol. Una de esas tardes me explicó por qué María Celeste. Por qué ese nombre para mí. El recién llegaba de Rosario, tenía veintitantos y estaba empezando a conocer gente. En una de las tertulias con sus nuevos amigos, alguien dijo "ahora en un rato viene María Celeste" y a él le quedó picando el nombre en la cabeza, y, según mis propios cálculos, también la muchacha en cuestión; parece que era muy linda.
Extraño a mi papá, extraño que me diga que soy una barrileta mientras me agarra de la oreja y me sacude toda. Extraño que me cuente los mega guiones -con cast hollywoodense incluído- que idea de madrugada, cuando lo asalta el insmnio y no tiene ganas de seguir haciendo zapping. Extraño su histrionismo y que se siente al piano y me haga cantar un rato.
En momentos como este, entiendo por qué mi mamá lo eligió.

3 comentarios:

Soria dijo...

¿sabías que una de las etapas del viaje del héroe según Campbell incluye el reconciliamiento con el padre?
creo que tiene mucha razón.-

Cel dijo...

Soria, Campbell suele tener mucha razón. en este caso también.

Penny Lane dijo...

Yo tambien lo habria elegido. Un amor.