jueves, abril 07, 2011

Esos ex-novios de amigas que tienen una carrera súper exitosa y que una ve desde lejos y un poco contenta se pone. No sólo por el éxito en sí, sino porque cuando éramos jóvenes e inocentes, compartíamos cenas, salidas y espacios y después, plaf, esos noviazgos se terminan y una guarda la admiración en un cajón.
Hasta que.
Hasta que una amiga nos invita a una fiesta de apertura de festival de cine internacional e independiente y, después de dos fernets, una cerveza y un batido de gancia con andá a saber qué, nos cruzamos con el ex-novio en cuestión y además de variados temas de conversación, él pregunta si seguimos escribiendo.
Entonces, decimos que sí, que escribimos mucho sin que nadie lo sepa. Y emociona, en algún punto, que alguien nos identifique con la escritura; habiendo tantas anécdotas con las cuales asociarnos, esta persona nos une al acto de escribir. Acelera el pulso y nos hace sonreír.

También me afané un vasito de shot en el que venía un gazpacho buenísimo.
Ahora tengo de dónde tomar tequila.

3 comentarios:

ANITASI dijo...

Vamos los escritores!!!!!!!!!

ene dijo...

Debe estar bueno que, en cierto punto, la imagen que tenes de vos sea la misma que otros perciben

Cel dijo...

ANITAS: ea ea!


ene, eso, eso mismo, está bueno.