Puedo hacer un relato detalladísimo, minucioso, con actuaciones y recreaciones de voces en off. Puedo y me encanta. Que la historia de lugar a opiniones, anécdotas, confesiones y conjeturas. Estiro los momentos, me voy de tema, me voy lejos y vuelvo. Disfruto la narración, muchísimo.
Por eso ayer me tomé el tiempo de la cena y gran parte de la sobremesa para contar qué había pasado la noche anterior. Sol me tiroteaba a preguntas y Dedé tiraba sus comentarios mientras yo avanzaba en mi cuentito. Porque es así, al principio cuento el cuentito. Me dijo-le dije. Hizo esto, hice lo otro. No sabés qué gracioso cuando. Me encantó que. Y es eso, limitarme a lo concreto, al comentario chistoso frente a eso concreto y todas nos matamos de risa mientras seguimos tomando fernet.
Pero después, ya bien entrada la madrugada, cuando el atado de puchos estaba por terminarse y era más hora de irse a dormir que otra cosa, abrí la boca y fui sincera. Porque esto de dejar de caretearla es algo que se está convirtiendo en hábito y nadie para de festejármelo, como si durante los últimos años me hubiese comportado como una perra sin sentimientos sanos hacia nadie.
"Estás más pisciana", me dijeron.
"Es la idea", contesté.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
2 comentarios:
¡ay, yo ya te venía viendo el piscianismo ascendente!
por lo que leo, cuentito y sinceridad: fue algo bueno esa noche, te leo contenta
besos hermosura, manuel puig me está matando de amor y me dan muchas ganas de verte para tropicalear
cuál es la parte pisciana? la del sincericidio?
(decime que la del fernet)
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