Recién sobre el tren yendo a Tigre me enteré de que la casa del papá de Nieves quedaba a dos horas de lancha desde la estación fluvial. Debo haber puesto una cara muy particular, porque por un momento pensaron que me parecía demasiado lejos; hasta que expliqué que no, que todo lo contrario, que, justamente, lo que venía buscando era eso: a-le-ja-mien-to.
El río estaba bastante crecido y el primer día no pudimos hacer mucho más que comer tostadas con dulce de leche, tomar fernet, hacer cantos armónicos y hablar. Hablar, hablar y hablar. ¿Cuánto es que pueden hablar tres mujeres juntas? No hay límite. Si hiciéramos un esquema representativo de los temas tocados, nos quedaría un diagrama de árbol, una escala cromática, un mndala mágico, una vía láctea infinita. El sueño nos agarró relativamente temprano, así que a las 2 ya estábamos profundamente dormidas.
El domingo nos recibió con mucho sol, un vientito divino y el río bastante más bajo. Después de la preparación de la salsa criolla, las ensaldas y de la pasta de berenjenas asadas -que oficio de entrada- nos abocamos al asado propiamente dicho y no paramos de comer y tomar tinto con hielo hasta el mismo hartazgo. Creo que existe una sola característica que une a todas mis amigas: el placer ante el buen comer, el goce al cocinar.
Metido en los recovecos del ocio, el pensamiento tratando de emerger desde lo más profundo de las aguas de la negación. Como si la misma idea me hubiera llevado a aceptar sobre la hora la prpuesta de escapada. Como si hubiese sabido que tras 24 horas de descanso y armonía con el hábitat bajaría la guardia lo sufiente como para reconocerme a mí misma lo que venía esquivando desde hacía días.
Enfrentarme a las decisiones apresuradas y drásticas y reconocer que, tal vez, quizás, quién sabe, me apuré un poquito y me pasé de egocentrismo. Perdonarme, entenderme y obligarme a enmendar el error. Volver a sentir la fortaleza, respirar hondo y darme cuenta de que no es tan difícil.
Volví apenas colorada, bastante en paz y con un sentimiento de gratitud que hasta me sorprende.
De repente, me da la sensación de que estas sí van a ser felices fiestas.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
3 comentarios:
"Metido en los recovecos del ocio, el pensamiento tratando de emerger desde lo más profundo de las aguas de la negación". Imagen perfecta (y desesperante a la vez)
Ojalá que así sean tus fiestas. Bien felices :) beso
faa, ocio y morfi por doquier, quéxcelente
la próxima llevenme, soy calladito.
JM, imagen perfecta no sé, pero necesaria.
Beso! y feliz feliz fin de año!
Criaturita, dale, te llevamos y vos preparás el fueguito, ¿querés?
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