miércoles, mayo 04, 2011

El flaco me decía que mejor la cortáramos ahí porque yo quería "algo más". Y yo le respondía que claro que quería algo más, pero en un sentido más general de la expresión; que el "algo más" que
él estaba conjeturando era sólo una de las posibilidades de algos-máses a nuestra disposición. Que siempre quiero más y eso no necesariamente tiene que ver con un deseo romanticón de andar juntitos de la mano, de decirle a mi papá "te presento a mi novio" o de irnos juntos un fin de semana a algún lugar de la costa. Que con coger y sólo coger a mí no me alcanza, que es preciso que haya un ingrediente extra, como que el otro tenga mujer y todo tenga gustito a incorrecto y prohibido; o que broten fantasías y morbos como conejos de la galera; o que los diálogos sean tan estimulantes como reflexivos. Algo, lo que sea, pero que para tener orgasmos ya me tenía a mí misma. Así, "para acabar me alcanza conmigo misma".
Él me decía que no terminaba de entender a qué iba con esa declaración de principios y yo me daba cuenta en ese preciso instante de que el tipo no tenía ganas de nada conmigo, que el problema no era el "algo más", sino yo en general. Pero también caía en la cuenta de que él tampoco me alcanzaba y que tenía razón, mejor dejarlo todo ahí.


Genial, hasta en los sueños me hago la cancherita. Yo no sé qué quiere decir este sueño, lo que sí sé es que cuando un diálogo parecido se dio en la vida real hace unos meses, yo quería todos los máses con él y, bueno, él no.
Eso sí, el discurso de mi yo onírico me cierra por todos los costados. Siempre quiero más, más de lo que fuere, pero más.

Cuando salí de la cama me puse a buscar unas hojas cuadriculadas para un tp del profesorado y ahí estaba, escondido entre otros papeles, el guión del corto del hombre soñado. Me acordé de Freud y su texto Lo Ominoso (o Lo Siniestro, según la traducción) y traté de armar redes entre manifestaciones del inconsciente; pero antes de ponerme a especular le eché un vistazo y no sentí ni angustia ni melancolía; todo lo contrario, me dieron muchas ganas de que algún día pueda filmar esa idea tan bella. También deseé que le diera pelota a mis correcciones, pero eso por el bien de la sintaxis.

Y así, mientras dormía, fue que me dije a mí misma que -otra vez- quiero más.
Alguien más.

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