miércoles, enero 03, 2007

En más o menos 3 años yo debería tener la fiesta esa que hacen cuando pasaron 10 años desde que egresaste del secundario. No sé por qué me puse a pensar en eso, pero la cuestión es que me di cuenta de que no me podría importar menos la existencia de una reunión de ese tipo. Capaz si me lo decías hace 3 o 4 años, abría los ojos grandes y te decía "daaaale, juntémonos a sacarle el cuero a las de 2da". (Porque las de 2da eran una junta de subnormales que sólo merecían nuestra acidez adolescente y resentida, es muy llamativo cómo todas las aparatas terminaron en una misma división).
Una, que se crió viendo películas chotas y sitcoms pensaba que cuando estuviese atravesando la veintena sólo tenía 2 opciones: 1) Superarse, ser exitosa, ponerse más linda, más flaca, más simpática y conseguir un novio super guachiguau para asi poder ser la envidia de las ex compañeras que probablemente no habían corrido con la misma suerte. 2) Sufrir durante esos 10 años, anticipándose a la llegada del nefasto encuentro, terminar alquilando un novio por hora que además de caro, es tonto, chorrearse el vino sobre el vestido nuevo, llorar en el baño porque Pepito Pérez, una vez más y como lo hizo durante los 5 años que compartieron aula, no ha dirigido ni el saludo.
Una realidad es que mis compañeros eran buenísima onda, nunca me peleé con nadie, no era ni popular ni loser, me iba medianamente bien, los profesores me querían, no armaba bardo y me dejaban vivir en paz.
La otra realidad es que me chupa un huevo lo que puedan llegar a estar haciendo o siendo en este momento esos mismos compañeros buena onda. Todavía sigo viendo a un par de amigas de esa época, otra se me fue para España hace 4 años y si no estoy en contacto con nadie más es porque sinceramente no me dan ganas.
Creo que la única razón que me llevaría al gimnasio del colegio sería mi propio Pepito Pérez. Quien no haya tenido un amor platónico/sufrido/imposible/dramático con un compañerito de la escuela no ha sido adolescente con todas las letras. Por suerte una ya no tiene 15 años, ha generado un cacho de autoconfianza que por lo menos le permite ir, mirar a los ojos y decir "che, no sabés cómo me gustabas en 3er año, boludo".

2 comentarios:

vic dijo...

Mi Pepito Pérez me dijo al dia siguiente "no me acurdo de nada, estaba borracho" y se me rompió el corazón.

No puedo esperar a verle la cara ahora.

Innoble. dijo...

Los Pepitos Perez son todos unos boludos. Y eso lo digo totalmente inconsciente de ser el posible Pepito Perez de alguna (que por suerte, al ser todos varones en el aula, puedo estar tremendamente seguro que no).