viernes, junio 10, 2011

Mail de Jefe:
Blabla blabla blabla... Ayer llegamos a Boston y mañana vamos a visitar Harvard y el MIT blablabla Blablabla. Vendé mucho.

Respuesta a mail de Jefe:
Blablabla blablabla bla bla... Uh, traeme uno del MIT, que me re caben los científicos blablaba Blabla bla. Besos.


Entro en períodos en los que me convierto en algo así como el análogo femenino de cualquier pajero que le mira el culo a todas las minas por la calle. Claro que lo mío es otra cosa, no ando relojeando bultos por la vía pública. Son épocas en las que el "me gustan todos" se acerca a la realidad. Y no se trata de querer encamarme con todos, eh; no, simplemente me pasa que los veo a todos mucho más atractivos.
El chico que hace un rato estaba haciendo un depósito en el cajero de al lado en el banco. El cerrajero de al lado que tiene una espalda maravillosa. El carnicero del chino de Guayaquil. El muchacho que hace un rato pidió Demian, de Hesse. Todo el cast de la última de X-men (menos el rubio con pinta de mariscal de campo). Uno de los personajes de la novela que estoy leyendo. T-O-D-O-S.
Entonces me pongo coqueta y flirteo -porque yo nunca flirteo, no me sale- con los clientes, el chofer del bondi y el verdulero. "Qué puta", me dijo Dedé el otro día, con cariño, pero no, ser puta es otra cosa; esto es como si, de repente, todo se volviera bello y no me quedara otra más que contemplar con una sonrisa. Y qué lindos son todos.
Eso sí, pedirle a mi jefe que me traiga un pibe del MIT porque me caben los científicos, es un error de registro imperdonable.

2 comentarios:

Diego dijo...

un banquete, un asado, un desfile, un "como se llama este o esta", una "puesta en escena", un vernissage, una instalación...

y toneladas de metáforas de cómo el deseo nos moviliza la vista, el olfato, y las manos...

Cel dijo...

Diego, una bacanal de hormonalidad. Rodeada de belleza.