jueves, junio 02, 2011

Tenía 15 y un cassette de The Doors. Antes de dormir lo metía en el walkman y ponía el lado que tenía Unknown soldier, Love her madly y L.A. woman. También tenía Riders on the storm. Si no te acordás, hacé memoria, porque no voy a subir la canción ni el video; quiero memoria. El ruido de lluvia, el piano de Manzarek; y era como si todo de repente se volviera gris y se llenara de neblina. Me ponía paranoica, supongo que porque there's a killer on the road y if you give this man a ride, sweet family will die. Algo me hacía sentir ajena, sin saber muy bien ajena a qué; pero de eso se trata la adolescencia, ¿no?
A veces -cuando me rateaba de computación-, me tiraba en las escaleras de la plaza que está frente al Pizzurno, me enchufaba los auriculares y cerraba los ojos para sentir que no había nada alrededor, que estaba suspendida en la nada, sintiéndome ajena incluso a mí misma, mientras Jim Morrison me cantaba al oído. En esa época la angustia era una constante real, tangible, una presencia sofocante; no había momentos felices, no había satisfacción de ninguna clase, no había nada, salvo una tristeza que lo envolvía todo y a todos. Y Jim Morrison, y Riders on the storm.

3 comentarios:

ene dijo...

Cuando tenia 15 escuchaba Arjona y los Backstreet boys; asi que mi angustia siempre fue un poco cursi

La Criatura dijo...

guou, eras (¿o sos?) re emo

yo me debatía entre hermética (iba a recitales) y el coco jambo (de alguna forma habia que acercarse a las minas)

Cel dijo...

ene, hasta muy poco antes de esto que cuento, lloraba (LLORABA) con canciones de los backstreet boys.

Criatura, era una amargada.
ufff, el coco jambo! ahora me loopea la musiquita en la cabeza.