martes, octubre 14, 2008

¿Cuándo fue que empecé a categorizar de manera tan feroz (e ineficaz)? No lo sé muy bien. Ló único que sé es que no tengo otra forma de elegir a la gente que quiero tener cerca. Tal vez haya perdido amistades, amantes y novios con esto, pero ya a esta altura del partido se me hace inevitable.
Amistades ya tengo bastantes y suficientes, así que ahora lo que más me preocupa es el asunto este de los hombres. Cuando era adolescente, elegía casi pura y exclusivamente por los signos; y bueno, che, tenía 16 años y una obsesión con los virginianos y acuarianos. Absoluto fracaso. Después, recién entrada en la veintena, el criterio cambió hacia el lado de las profesiones: sólo eran admitidos publicistas (ya sé, es como hacer un pacto con el diablo, pero no se dan una idea de cómo me gustaban) aspirantes a/psicólogos y aspirantes a/cineastas; fracaso nuevamente. Los últimos años los dediqué a estar enamorada de alguien que nunca se enamoró de mí, así que me dedicaba a comparar a cualquier muchacho que apareciera con ese que nunca terminó de corresponderme. De más está decir que tampoco funcionó.
Ahora es simple. Sólo 2 preguntitas. Casi nada.
Primera pregunta. ¿Cuál es tu trago de cabecera? Si me contesta que whisky, fernet o cerveza, le damos para adelante.
Segunda. Si fueras una empanada ¿de qué gusto serías? Y acá ejemplifico con dos díálogos que NUNCA debe suceder.

Ejemplo 1: See you in another life, brotha (diría Desmond)

Yo: Si fueras una empanada ¿de qué gusto serías?
Él: Ehm... de carne.
Yo: ¿Por qué?
Él: Porque me encantan las empanadas de carne, pero sin aceituna. Mi mamá nunca les pone aceit...
Yo: No no, pero si vos fueses una empanada es la pregunta, no qué te gusta. Si un día te levantaras y estuvieras sobre una fuente aceitada, en el horno de una empanadería, y te dieras cuenta de que sos una empanada, una empanada que reflejara tu esencia ¿de qué gusto serías? No sé si me explico.
Él: ¡Pero es que me encantan de carne! Pero sin aceituna, eh.
Yo: Ok.


Ejemplo 2: Hablale a la mano (mientras se le muestra la palma bien de frente al interlocutor)

Yo: Si fueras una empanada ¿de qué gusto serías?
Él: Humita.


Debo decir que este sistema tampoco está funcionando como yo esperaba.
Estoy destinada al fracaso.

4 comentarios:

Botona dijo...

Yo definitivamente sería de esas de champignon y jerez. Que oh por dios sunea tan bien, pero let's face it sos solo una empanada, no te da para poner las palabras champignon y jerez en tu dni.
Recien salidas del horno zafan, pero en cuanto enfrían el queso se desparramada, se cuaja muy raro y nadie la quiere por muy gourmet que sonara

nadie dijo...

y si probás con la canción más triste del mundo para un día de lluvia?
o el atuendo que elegirías para tu funeral, o mejor aún, el soundtrack para ese momento?

Anónimo dijo...

estás oficialmente en el top ten de vidas patéticas.

Cel dijo...

botona: claro, el problema con las que tienen queso es que caducan demasiado rápido; no da para comerlas frías, de parado, frente a la heladera, a las 5 de la mañana. Aunque tal vez eso sea una ventaja. No sé.

tacho: Sos demasiado romántico vos.

anónimo: uuuh. buah.