Masala ahumado, curry picante, "garrapinola" (creo que compré por el nombre nada más, no me cabe mucho la granola), portobellos secos, gírgolas, arroz yamaní, porotos negros, mostaza ahumada, salsa de soja, hamburguesas de trigo burgol, salsa barbacoa y chocoarroces.
Volví del barrio chino en el 55, leyendo una de esas novelitas chotísimas con las que me vengo castigando últimamente. Caminé las cuatro cuadras hasta casa pensando en que iba a hidratar los hongos con un poco de vino, saltar cebolla, agregarle el masala; todo con un poco de arroz que me había sobrado de ayer y qué rico, pero qué rico.
Terminé llorando sobre los portobellos, sobre el arroz, sobre las pastillas de levadura de cerveza, sobre el plato y sobre la almohada. Todo lo lloré, sin saber bien por qué. Capaz porque nunca me respondieron un mail que mandé hace una semana y que pensaba que merecía una contestación al menos breve; o porque me gustaría cocinarle a alguien alguna vez; porque me quiero cambiar de trabajo y no sé bien por dónde empezar; por pasarme la tarde recordando estupideces; por lo inconveniente de mi deseo. Probablemente, por todo eso junto.
Un gran llanto condimentado con especias de India, exquisito, suculento.
Estoy que reviento.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
8 comentarios:
cel querida! haberlo sabido! ayer era un día que me hubiese encantado comer esas ricuras made in your hands!!!
también me hiciste recordar a girondo: llorarlo todo, pero llorarlo bien
así dicen los sabios
pero no, la comida hay que festejarla, no llorarla!
al margen, el libro de lemebel me gustó mucho pero murakami, pese a toda mi niponfilia (que incluye 4 años de estudiar japonés), no me termina de convencer
Te iba a decir algo acerca de que no llores y que si te faltan comensales, aquí una gran degustadora. Pero no puedo evitar comentar que estoy leyendo el mismo libro. Como si a alguien le importara.
Qué domingo es el domingo.
Llorar a lágrima viva, diría Girondo... otra pensadora contemporánea diría "si querés shhhorar, ssshhhorá, mami"
secre, estaba rico de endeveras, la próxima te invito o te llevo en un tupper!
Marie, la festejé entre lágrimas. mientras me chupaba los dedos moqueaba muy dramática.
A Lemebel lo queremos tanto... y con Murakami me pasa algo particular, empiezo con muchas ganas, muchas muchas, pero perfilando el último tercio me entra un desgano y un rechazo bastante grandes; pero igual termino, no me gusta dejar libros por la mitá.
Mariana, bueno, ya que somos medio vecinas, un día te invito a que me halagues.
cuál de los dos estás leyendo al mismo tiempo que yo? Murakami o Lemebel? Hagamos taller de lectura.
Floren, le hago caso a Moria demasiado seguido últimamente.
parece que hay una pandemia de tristeza... ¡están todas llorando!
a todo esto ¿estuvo buena la comida?
Criatura... ojo que llorar no siempre es sinónimo de tristeza.
Estuvo buenísima la comida. El masala ahumado es mi nuevo amor.
Nada mejor que llorar descontroladamente, esos llantos que te hinchan los ojos y que, si te vas a dormir, te despertas con dos gomones en los párpados. Que fluya y se equilibre de esa manera, lo que esta haciendo tormenta! Me encantó el blog!
Publicar un comentario