Esos ex-novios de amigas que tienen una carrera súper exitosa y que una ve desde lejos y un poco contenta se pone. No sólo por el éxito en sí, sino porque cuando éramos jóvenes e inocentes, compartíamos cenas, salidas y espacios y después, plaf, esos noviazgos se terminan y una guarda la admiración en un cajón.
Hasta que.
Hasta que una amiga nos invita a una fiesta de apertura de festival de cine internacional e independiente y, después de dos fernets, una cerveza y un batido de gancia con andá a saber qué, nos cruzamos con el ex-novio en cuestión y además de variados temas de conversación, él pregunta si seguimos escribiendo.
Entonces, decimos que sí, que escribimos mucho sin que nadie lo sepa. Y emociona, en algún punto, que alguien nos identifique con la escritura; habiendo tantas anécdotas con las cuales asociarnos, esta persona nos une al acto de escribir. Acelera el pulso y nos hace sonreír.
También me afané un vasito de shot en el que venía un gazpacho buenísimo.
Ahora tengo de dónde tomar tequila.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
3 comentarios:
Vamos los escritores!!!!!!!!!
Debe estar bueno que, en cierto punto, la imagen que tenes de vos sea la misma que otros perciben
ANITAS: ea ea!
ene, eso, eso mismo, está bueno.
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