- Lo mejor de todo esto es que me acabo de dar cuenta de que no sos buena persona.
- ¿Cómo que no soy buena persona?
- No sos la encarnación del mal, boludo, no digo eso. Digo que no sos bueno. En el sentido mas Heidi del concepto, claro.
- Ah, obvio. ¿Vos pensaste que era bueno? Para ser tan desconfiada, le pifiás mucho.
- Qué tarada, ¿no? Años poniendo las manos en el fuego por tu bondad y resulta que nada que ver. Es la cara la que engaña. ¿Vos sabés que un día una amiga te vio en una foto y dijo que tenías cara de cura?
- No, la cara engaña la primera media hora. Vos pensaste que era un pobre muchacho que buscaba amor de maneras equivocadas y que sólo necesitaba un golpe de efecto del destino para encontrarme con una mujer fantástica, sanadora; la única capaz de entenderme, de captar mi esencia y ponerme de vuelta en mi eje. Como una especie de hada madrina.
- Claro, pero más puta. En vez de varita, una fusta.
- Vos no pensabas que yo fuera bueno, pensabas que era tu equivalente masculino.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
2 comentarios:
quién es? dios?
te leyó de pe a pa
mamita!
fusta es una gran palabra
nadie, es un chico que lee.
"fusta" tiene una sonoridad muy interesante. es verdad, gran palabra.
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