Tengo una sola palabra para decir: moussaka.
Aunque me haya salido todo medio desarmado, aunque me haya quedado apenas corta con el yogurt, aunque hubiéramos comido sushi -hecho por Dedé- antes porque ya había pintado el bajón.
La carne de sabor contundente, con mucha paprika; las berenjenas cremosas, suaves; la acidez del yogurt.
Y mientras esperábamos que gratinara en el horno, recordamos las carnes a la cerveza, la sopa de ajo, los ñoquis rellenos, las feijoadas y los guisos. Porque sí, seremos bajoneras, pero hay una realidad, la comida invernal es una maravilla.
No veo la hora de llegar a casa, poner a cargar Game of Thrones, calentarme una porción y preparar el cuerpo para una siesta épica.
La satisfacción en lo simple.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
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