Así, en 4 días cerró todo. Yo no sé si es que ando sintonizando a lo loco o qué, pero la sincronización se me viene encima, aceleradísima.
Digamos que el Viernes salí del laburo con absoluta certeza de que estaba tirando el último mes de terapia por la borda. 200 mangos al tacho por el simple hecho de tener la necesidad de demostrarme algo, o boicotearme o no sé, algo, ganas.
Bueno, no me boicoteé nada a la final. Parece que el universo decidió boicotearme el boicot, o algo así.
La cuestión es que sentí que tamicé harina, que colé fideos, que le saqué la pulpa al jugo de naranja. No sé si me explico. Agarré algo que podía hacer que el peso de la memoria emotiva se me pusiera a saltar en los hombros y lo hice liviano, me quedé con lo que me hacía bien. Vamos, que volví a ver a Mr. Blonde y ni rastros de deseo (ni frustrado ni del otro). Solamente mucho mucho cariño y la tranquilidad de saber que hay cosas que no se van y otras que sí, gracias al cielo.
Amanecí el Sábado un tanto contrariada. Todo muy lindo, que la amistad, que la comodidad, que la vulnerabilidad, sarasa. Pero yo pensaba... Y si nunca más puedo llegar a eso? Si no encuentro otro lugar de contención? Si no me dejan contener? Si estoy tan al pedo en la vida que un Sábado a la mañana me pongo a pensar en todas estas huevadas cuando bien sé las respuestas?
El Domingo me encontró triste, llorando mientras hacía que veía The good Sepherd y comía pochoclos. Haberme comprado el último de Nick Hornby y leerlo mientras esperaba a que empezara la peli tampoco ayudó, tanto cinismo no hizo más que angustiarme más.
Llegó el Martes y me desayuné con la noticia de la mudanza inminente. Y me pasé el día planeando decoraciones, buscando sommiers, reclutando ayudantes de mudanza y esas cosas.
Pero el broche lo puso la noche de ayer. Dedé me invitó a su casa a ver Sex & the city y no me quedó otra más que aceptar. Los últimos cuatro capítulos. Esos en los que Big se arrepiente de todo y persigue a Carrie pidiéndole perdón. La última vez que había visto ese final, estaba pasada de vino blanco y extra sensible. Quería que mi Mr. Big (aunque siempre negara que el fuese uno de la "categoría Big") me fuese a buscar a Paris, que me dijera "kid", que me sacara a bailar jazz, que me diera de fumar un habano, algo, quería señales de vida.
Cierra todo porque ayer me di cuenta de que no quiero un Big. Que no, que no quiero eso. Otra cosa quiero. Un Aidan, lo que sea, pero nunca un Big. Quiero correspondencia, no te digo absoluta porque ya sería irme al carajo con los deseos, que me valoren en el presente y no ser un potencial. Confianza, esas cosas.
No sé, ya lo dije hace un par de días. Necesito confiar.
Lo bueno es que algo me dice que no es tan complicado.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.