sábado, mayo 30, 2009

Esteeeem...

A quien haya estado googleando mi mail repetidamente esta semana: ya párele o avise quién es, que me pongo paranoica.

Acabamos de leer un blog que tenía Dedé hace como 5 años. Éramos tan jóvenes. Nos hemos reído tanto.

Hoy entró al local una señora tan cheta venida a menos, con los labios todos colageneados, con su mirada perdida de tan empastillada, que me puse a llorar en el instante en que se fue. No sé bien por qué, pero, ¡gracias, señora horrible! pude romper mi racha de no llanto gracias a usted.

Debo tener un lazo karmáticamente irrompible con El Innombrable. No sólo allanó toda posibilidad de una relación entre nosotros, ni le alcanzó con meter la cola cuando nos seguíamos viendo y yo intentaba estar con otros sujetos. Ahora tiene el tupé de escupirme el asado a la distancia. Claro que él ni enterado; salvo en mis sueños, donde lo puteé de arriba abajo.

Nos estamos yendo a comprar ñoquis.

2 comentarios:

nadie dijo...

no hay mejor puteo que el onírico. Lejos, te permite la mayor de las crueldades y por otra parte, vos sabés a ciencia cierta que se lo has dicho y el ni lo sabe.
Creo que es una interesante idea para una terapia cognitiva

Cel dijo...

Tacho: No coincido, mi estimado. Mis peleas oníricas son un derroche emotivo donde me muestro vulnerable e indefensa. Todo lo contrario sucede en vigilia; la actitud calma, fría y distante genera en el otro tal ira que no me queda otra más que reírme por dentro.
De más está decir que soy de esas que dicen "cuando estés más tranquila/o, seguimos hablando".