lunes, mayo 04, 2009

Hace diez minutos entró al bar donde estoy almorzando un pibe con el que salí un par de veces hace años luz.
Tenía una frazada animal print con la cabeza de un león en el medio sobre la cama y un montón de revistas Hombre debajo del escritorio de la computadora.
Ahora tiene zapatos de burgués-clase-media-pretenciosa, canas y está leyendo unos catálogos de no sé qué.
Por eso es que nunca hay que confiar en el animal print.

¡Ah!
Me acabo de acordar de por qué no nos seguimos viendo (a pesar de que teníamos mucha química).
Una vez me hizo entrar a Locos x el fútbol.

Por eso es que nunca hay que confiar en el animal print.

2 comentarios:

nadie dijo...

la cabeza de un leon!

impresentable

me quedo con las cabezas de los ciervos en las paredes, al menos vende "macho way"

Cel dijo...

cabeza de ciervo en la pared vende macho way?
Entonces no quiero saber qué pensás de las fotos de los tipos con los pescados recién sacados del río colgando verticalmente.