viernes, julio 31, 2009

Hoy es uno de esos días en los que a las 10 de la noche estoy tapada hasta la nariz, con una mano asomando para poder agarrar la copa de vino y una película lacrimógena (hoy me siento muy Los Puentes de Madison, por ejemplo).
Después de medio atado de puchos y la botella de vino (hoy me siento bastante Tannat) pongo el soundtrack de Magnolia y canto. También lloro. El disco no es elegido al azar, cada canción es referente de determinados momentos que disparan la angustia a niveles poco saludables.
Al final, termino con la voz ronca, la almohada mojada y y los ojos hinchados.

Y mañana será otro día.

miércoles, julio 29, 2009

Ayer mi abuelo se acordó de una anécdota que nunca me había contado. Estábamos viajando a Entre Ríos, yo tendría 3 o 4 años. En el micro vi a un señor que se parecía al presidente, así que empecé a señalarlo y a gritar "¡Alfonsín! ¡Alfonsín!"; parece que el señor se enojó mucho porque era de lo más peronista, y le dijo a mi abuelo que me hiciera callar inmediatamente. Claro, hacerme callar, a mí, qué iluso.
Lo más tierno del asunto es que mi abuelo se descostillaba de risa mientras lo contaba, un poco porque se acordaría del placer gorila que le causó todo el asunto, y otro poco por haberse encontrado con él mismo, un abuelo relativamente joven en compañía de su primera nieta, que lo idolatraba (y lo sigue haciendo).
De ahí pasamos directo a rememorar los primeros viajes en subte, en los que él me tomaba lección de las estaciones de la línea B y la gente nos miraba enternecidos. Los paseos en el Museo de Ciencias Naturales y mi fascinación inexplicable por el cacho de meteorito que había en la entrada. Los partidos de damas en los que me dejaba ganar sin que me diera cuenta. Los chupetines tatín y los mini paquetes de galletitas Manón en sus bolsillos. Mis notitas en su billetera "abuelito, te saqué 10 pesos. Te quiero mucho". Nuestras maratones de documentales y litros y litros de licuado de banana con leche.
Y capaz siempre hacemos el mismo recorrido de recuerdos, pero es que es como un lugar al que uno quiere volver, un recorrido placentero, una comida que nos sale perfecta, un sweater que nos queda bien, una película que podemos ver una y otra vez.
Todos los recuerdos que tengo de y con mi abuelo son felices, todos. Incluso cuando se enojó porque había tomado un laburo en una multinacional o cuando me decía "descarriada" a las 8 de la mañana.
Son todos felices. Todos.

lunes, julio 27, 2009

LlaveInglesa dice:
a mi me fascina que me chupen la p*j*
yo me puedo quedar sentado
y que vos me chupes la p*j* un día seguido
la mayoría de los tipos que hace?
saca la p*j* y te la encaja en la boca
y como le gusta mucho
o acaba, o queda al borde
entonce te la mete
le da 4 bombazos
y acaba
ergo, un pelotudo


Cel.- dice



LlaveInglesa dice
yo trato de ver cómo viene la mano...
total en algún momento... si yo te pongo bien a punto
vos me vas a comer la p*j* con desesperación


Yo le digo que debería dar clases o algo por el estilo. Ël dice que tampoco es cuestión de andar avivando giles.
Yo le digo que, de alguna manera, su existencia me cambió la vida. Él dice que soy una exagerada.

No sé por qué puse los asteriscos. Como si a esta altura me quedara algo de vergüenza.

sábado, julio 25, 2009

Cosas que sí.
Los libros que llegaron hoy para que pueda pasar el fin de semana metida debajo de la cama. Philip Roth, Chuck Palahniuk, Sam Shepard y Jane Austen.
Capítulos de X-files por si me canso de leer.
Mi hermana que viene a visitarme hoy a la noche.
Terminar de resolver el asunto este de renovar el contrato de alquiler y ver que me dan los números.
El porro riquísimo de Damián, el novio de Ani.
Geneve como nueva cohabitante.
El guiso de lentejas que me hice el otro día, del que quedó un poco para cuando llegue de trabajar.
Diversos tipos de decisiones que en estos días han terminado de tomar forma.

Cosas que no.
Las ganas de revolear a alguien, irrefrenables, que tengo.
Que ese alguien tenga nombre y apellido.

viernes, julio 24, 2009

En mi cama, después de cerrar algún libro y apagar la luz del velador. En el trayecto Primera Junta - Perú, en algún vagón viejo y medio vacío de la línea A, con luces que van y vienen y ese traqueteo incesante. En un 141 a tope de gente que se amontona y no me deja pasar al fondo. En la cocina de casa, tomando la tercera copa de vino, mientras espero que se termine de preparar la comida. En el puf, sentada, pasando las hojas de un libro sin prestar demasiada atención, con el gato en el regazo y la cabeza en las nubes. En mis sueños, de vez en cuando, haciendo que la línea con la vigilia sea atravesada con una sonrisa.
Me agarra así, repentinamente, cuando no lo espero. Me toma por sorpresa. Me invade y yo no opongo resistencias.

Me gusta. Que se haga el difícil, que ponga excusas, que histeriquee. Que me haga buscar mil maneras de encontrarle el punto débil. Que se convierta en la figura estelar de mis fantasías. Que se deje perseguir y que al mismo tiempo me haga sentir perseguida. Que lea esto y se le dibuje una media sonrisa al saber que es de él de quien hablo.

No hay ansiedad, el deseo se recicla en mil escenas. Lo pienso y, ay... cuántas sensaciones.

Como un postre sobre la mesada de la cocina. Sé que me lo voy a comer con las manos, que me voy a chupar los dedos antes de terminar. Que no voy a dejar nada de nada.

jueves, julio 23, 2009

- Recomendame algo que me haga olvidar el frio este.
- Ehmm... ¿comedia, romance, terror?
- Algo que no me haga pensar... ni llorar.
- Simplemente no te quiere.
- Ya la vi. Y me hizo llorar.
- ¿Lloraste con esa? Qué personaje.
- Vos porque no tuviste mi vida sentimental...
- Ufff... para llorar es... no sé, Diario de una Pasión. Con esa llorás con motivo.
- No lloré con esa, me pareció cualquiera.
- No tenés sentimientos.
- Eso me han dicho.
- Entonces no sé, che... no lloramos con las mismas cosas. Ah, ya sé. Marley & yo.
- ¿La del perro?
- No pongas esa cara, está buena.
- No te creo.
- Llevatela, creeme.
- No sé...
- Está decretado, te la llevás.

Y lloré con la película del perro.
Lo voy a matar al del videoclub. ¡El perro se muere! ¿cómo no voy a llorar?
Por algo nunca vi Chatrán. Ni Todos los perros van al cielo.

miércoles, julio 22, 2009

Que alguien me explique por qué estoy desde hace 20 minutos mirando imágenes en google de tipos que se fueron de viaje de pesca a San Nicolás y salen en las fotos con pescados de 60 cm colgando de la mano y cara de felicidad.
Bueno, yo sé que la que empezó la labor investigativa para saber qué había en internet sobre el chico lindo del otro día fui yo. Y también puedo entender que tiene un doble de nombre que labura sacando a pescar a la gente.
Esta bien, no necesito explicaciones.
Necesito respuestas.
¿Contactarlo o no contactarlo?
Ah, esa es la pregunta.

martes, julio 21, 2009

La idea original era tomar unos vinos en lo de Lau con Ani. Nada más. Cuatro horas más tarde, éramos nosotras tres y cuatro más, las mismas de la época del secundario, pero en vez de la paja neurótica con el profesor de historia, hablamos de esas cosas de grandes, mudanzas, parejas, impuestos, carreras y familia.
Después de varias cervezas los ánimos se exaltaron y decidimos llevar la velada a algún lugar más festivo, en este caso, el antro del Abasto, ese en el que se hacen fiestas los lunes, pasan música cachengue y está lleno de jipis. Y como ya me siento como en casa después de tantos lunes bailando y tantos martes prometiéndome que nunca más alcohol los días de semana, iba yo saludando a varias gentes, repartiendo abrazos y preguntando si alguien conocía a algún potencial cohabitante porque Nat se nos va a vivir con su novio. Encantadoramente simpática me paseaba entre la barra y la pista de baile, charlando con los mexicanos, abrazando a mis amigas, saludando más gente que llegaba, pasándola maravillosamente bien.
Y de repente, estaba hablando con este hombre, este sujeto de mirada cálida y esa buena onda que tienen los jipis que te compra. Por algún motivo que ya no recuerdo le decía "¿de dónde saliste vos? explicame de dónde saliste" mientras él se reía y me preguntaba lo mismo a mí. Y de repente de vuelta, nos estábamos dando un beso, y eso que a mí no me gusta andar besuqueándome en lugares a los que voy tan asiduamente, así de mucho me caía bien el muchacho este.
En un arranque de masculinidad, fui, agarré al tipo de la mano, le dije "nos vamos" y a los 5 minutos, después de haber discutido sobre si en-tu-casa-o-en-la-mía, estábamos en un taxi. Destino, Caballito.
Después, después no importa, bah, salvo que lo miraba y pensaba que qué loco, cómo se ha definido mi tipo de hombre en estos últimos meses. Y el flaco era exactamente mi tipo, la barba rojiza, el pelo medio largo, la contextura contundente, los ojos grandes.
A las 7:17 am, me acuerdo de la pantallita del celular y mi confusión por el hecho de que un extraño me estuviera despertando cuando afuera era noche cerrada, me pidió que le fuera a abrir. Manoteé un jogging, un cangurito y las pantuflas; antes de abrir la puerta del cuarto me quedé parada, renuente a salir a la intemperie, a la lluvia imparable. No sé qué habrá interpretado, porque me abrazó, y no con cualquier abrazo, un abrazo de verdad, de los que contienen. Me quedé un ratito con la cabeza apoyada en su pecho y le pregunté qué hacía de su vida que tenía que irse de la cama tan temprano. Cuando me terminó de contestar, ya estaba abriendo la puerta, agarrando las llaves de la puerta de calle.
Lo miré detenidamente una vez antes de que se fuera. Qué lindo chico.
Así sí da gusto tener sexo casual.

sábado, julio 18, 2009

- Ahí llegó tu tesoro.
- ¿Eh?
- El pedido de Anagrama.
- Yaaaay.
- Sí, ¿por qué no le ofrecés a la gente otra cosa que no sea Anagrama?
- ¿Tusquets?
- ...

Libros, por todos lados. Libros de todo tipo. Usados y nuevos. Cubiertos de polvo, limpios, con olor a biblioteca de abuelo. Libros estúpidos que hacen pensar en el futuro de la edición. Contratapas atrapantes e ilustraciones fascinantes. Primeras ediciones y antigüedades. Libros agotados, inconseguibles y que yo puedo tener en mis manos. Libros amontonados en pilas que se bambolean sin caer nunca, haciendo equilibrio. Libros rotos, con las hojas desprendidas. Best Sellers, clásicos, literatura snob, libros olvidados. Joyce, Robin Cook, Auster, Kerouac, Amis, Cassirer, Freud, Kierkegaard, Danielle Steel, Manuel Puig, Márai, Siri Hustvedt, Alejandro Dumas, Chimoy, Fabio Zerpa, Horacio Quiroga, Sábato, Garcia Márquez, Grisham, y miles más. conviviendo.
Libros en todos lados.
Y sonará cursi, pero entro acá y, de repente, los problemas se esfuman durante cinco horas.
Es raro, nunca me había sentido feliz en un trabajo.

viernes, julio 17, 2009

Yo no sé si alarmarme o no, pero hace un rato estaba así como estoy ahora, frente al monitor, pero en vez de estar tipeando, le hacía fuckyou a un muñequito del msn.
Le hacía fuckyou, entrecerraba los ojos y pensaba "forro, sos un forro".
Si en ese momento me hubiera visto Tim Roth (o, bueno, su personaje en Lie to me) habría declarado que mi furia era absoluta. Con fosas nasales ensanchadas y todo.

jueves, julio 16, 2009

Lau: Soñé que teníamos una cita de a dos, o sea, dos chicos, vos y yo...
Yo: Una cita doble.
Lau: ¡Eso! ¡Una cita doble!
Yo: ¿Y la pasábamos bien?
L: Sí, y lo raro era que los chicos eran judíos y más chicos que nosotras.
Y: ¿Qué tenía de raro que fueran judíos?
L: No sé, nunca estuve con un chico judío. Son raros.
Y: Dejá de hablar pavadas, ¿qué tienen de raro?
L: No sé, mis vecinos son raros.
Y: Tus vecinos son judíos ortodoxos, Lau, claro que son medio raros.
L: ¿Vos estuviste con algún chico judío?
Y: Ortodoxo, no. Pero Mr Blonde es judío, Pirulo era judio, Mengano también...
L: ¡Ah! Te re caben los judíos.
Y: Boluda, yo no elijo a un tipo por si es judio o no. Da la casualidad que un alto porcentaje de los hombres que me son atractivos, resultan ser judíos.
L: ¿Qué onda?
Y: ¿Qué onda qué?
L: ¿Vos no querrás ser judía y por eso elegís chicos judíos y amigas judías?
Y: Vos sos mi amiga y no sos judía.
L: Pero Dedé, Sol, Ani, Flor y Nat sí. Tus amigas más cercanas, salvo yo, son judías.
Y: Seh... no sé. Lo que sea. ¿Por qué siempre me hacés tener estas conversaciones?
L: Uh, boluda, me parece que me fumé una semilla, me está picando zarpado.
Y: Sí, ¿por qué no lo vas pasando? Compartí, nena.
L: Shhh. Esperá, no me apures, kosher slut.

martes, julio 14, 2009

Hoy venía caminando por Charcas y pensaba que capaz el problema es que siempre ubico a las personas en lugares que no les corresponden, que les quedan demasiado grandes. A continuación, pasé a tener una conversación imaginaria con Mr. Blonde.
Es necesario confesar que me la paso teniendo conversaciones imaginarias con absolutamente todo el mundo. Con mi madre, mi hermana, mis amigas, un chico lindo que vi desde el colectivo, la cajera del supermercado que tiene unas cejas increíbles, los vecinos que le pegan a los hijos, chicos con los que estuve alguna vez, chicos con los que estoy, chicos con los que me gustaría estar. Y no, en general no me luzco demasiado en esas fantasías charladas, la cosa viene más por el lado del otro sorprendiéndome y yo tratando de tener una contestación decente.
Entonces, como dije, iba yo por Charcas teniendo una conversación imaginaria con Mr. Blonde, en la que le decía que nosotros nunca deberíamos haber tenido sexo, que deberíamos haber sido solamente amigos; amigos que cogen un par de veces por año cuando están muy borrachos, ponele, pero no más que eso. Él me decía algo así como que si querìa hacerle saber que no me había gustado coger con él, podría haber sido más sutil, y yo lo trataba de tontito y le decía que no, que el problema no había sido ese, sino que habría sido genial quedarnos con la afinidad intelectual y la contención emocional, que de haber sido así, seguiríamos estando el uno para el otro, que a veces me daba la sensación de que la única persona que alguna vez me entendió había sido él. También le decía que aunque no lo extrañaba más, a veces me daba pena la forma en la que se habían terminado las cosas.
Todas ese diálogo iba teniendo en la cabeza cuando tuve que doblar en Jerónimo Salguero y ponerme en librería mode. Como iba mirando para abajo, completamente distraída, me choqué con un muchacho. Durante dos segundos pensé que era él, los colores de la ropa que llevaba, el color de piel, el color de pelo, la altura, todo encajaba más o menos. Y durante dos segundos sentí un alivio enorme, porque le iba a poder decir todas las cosas que le estaba diciendo a su otro yo que vive en mi cabeza, cosas que de otro modo nunca le diría. Pero no era él, el tipo ni siquiera era parecido.
Para cuando me quise dar cuenta, ya estaba en la puerta de la librería. Así que abrí, saludé a mi jefe y me tragué la angustia como si fuera una pastilla.

lunes, julio 13, 2009

Poniéndome al día con una amiga que no veía hace mucho.
- ¿Y vos qué hiciste este verano?
- Estudié física en La Plata.
- ¡Cierto!
- Seh... Lástima que fuera tan lejos.
- Pero seguro aprendiste un montón de cosas.
- ¿Notación científica es un montón de cosas?

En la cocina de la casa de Flor, con una desconocida, el novio de Ani y mi amiga Lau.
- Perdón que me meta, ¿vos qué estudiás? ¿matemática?
- No, él estudia matemática.
- ¿Y vos estudiàs algo?
- ¡Ja! ¿qué NO estudió Celeste?

Cenando en familia. Repetidas veces.
- Entonces, ¿qué es lo que estudiás ahora, Cele?

Con mi jefa de los sàbados a la tarde.
- Estaba pensando en cambiarme al profesorado...
- ¿De literatura o historia?
- ¿Cómo supiste? Estoy entre esos dos.
- Era obvio.

jueves, julio 09, 2009

Ehhm... Si usted, mi jefe, está leyendo esto...

Por favor, patrón, no me lea el blog. No me haga sentir como en pelotas en el medio de una multitud. No me haga cambiarle la url al coso este.
¿No se copa?
Saludos a la familia.

No sé por qué lo trato de usted cuando en persona lo trato de vos.

(Mi jefe encontró mi blog, y todo indica que ha leído al menos un poco)
(El asunto no me quita el sueño, compañeros)

jueves, julio 02, 2009

- Ah, ahora ya entiendo todo.
- ¿´Què cosa?
- Los ruidos que hiciste a la noche.
- ¿Qué ruidos?

Tenía pensado volver a mi casa después de cenar, pero después del tempranillo y el tannat, bajé el colchón que siempre uso en lo de Dedé y me quedé completamente dormida hasta hoy a la mañana, despertándome con una sensación muy rara en el cuerpo.
Véase también, calentura.
Después de un rato me fui acordando qué era lo que había soñado.
Yo estaba en la cocina de la casa de mis padres haciendo jugo de zanahoria y de repente aparecía él con durazno y un mango en la mano. Estaba maravillado por haber conseguido duraznos en invierno. Se ponía a cortarlo y me iba dando pedacitos; el durazno más dulce y más jugoso que alguien se pueda imaginar, así era. No probaba el mango porque no me gusta. Y seguía poniiéndome pedacitos de fruta en la boca y me sonreía; jugaba con el durazno y mis labios, me lo acercaba y despuès se lo terminaba comiendo él, esas cosas. Hasta que se terminaba y se ponía muy cerca, me daba un beso en la frente y yo le quitaba esos lentes de Clark Kent buena onda que usa, que hacen que parezca tan bueno e inofensivo. Para eso se los sacaba, para que fuera un poco ofensivo, para que me faltara el respeto un poco. El resto del sueño se lo voy a contar sólo a él, no es cosa de andar ventilando todo por ahí.
Me despertè... contenta no es la palabra adecuada, pero es la primera que viene a la mente.
Le conté el sueño a Dedé cuando terminé de recordar cada detalle y ella me dijo que hice ruidos raros mientras dormía, como si estuviera comiendo algo.
Me sorprendí bastante también, a veces tengo tantas ganas de soñar con algo, y como ayer él me había dicho que había soñado conmigo, me puse celosa y yo también quise.
Ahora mismo tengo antojo de duraznos.
Y ¿para qué engañarme? También tengo antojo de èl.

miércoles, julio 01, 2009

Ehmm.
Si el chico que ayer vino a la librería para buscar el Bartleby versión bilingüe que había comprado por mercado libre está leyendo esto... Quiero que sepa que me pareció de lo más lindo e interesante. Y también quiero que sepa que anoté en un papelito su dirección de mail, pero que no pienso usarla. Es que soy tímida.