martes, septiembre 14, 2010

No sé para qué me metí en un cine a ver una comedia romántica si ya no tengo problemas para llorar. El trato conmigo misma era ese en su momento, como no había manera de llorar por motivos reales, una vez al mes elegía el chick flick de turno, sacaba entrada, compraba pochoclos y me sentaba en alguno de los laterales para poder moquear a mis anchas sin que nadie me tuviera que escuchar. Fui Renee, Julia, Kate, Cameron, Meg, Sarah Jessica y Drew. Fui todas y después de salir de la sala, con los ojos un poco hinchados, siempre me sentí aliviada; infeliz pero aliviada.
No sé para qué me metí en un cine a ver una comedia romántica si ya no tengo problemas para llorar. Será que Drew siempre me tienta y necesitaba el ritual de tarde a solas conmigo misma, escondiéndome detrás de unos lentes enormes que me hacen ver todo color sepia. La sala estaba vacía -salvo una parejita justo detrás de mí- y no me pude terminar los pochoclos. Desprecié el flequillo de Justin Long y también desprecié esta costumbre puta que tengo de quererlo todo pero no poder hacerme cargo de nada.

3 comentarios:

ene dijo...

Si da culpa a veces no hacerse cargo de nada, pero es tan facil! El jueves yo me torturo con Julia Roberts y su busqueda de felicidad.

Anónimo dijo...

no me gustan las comedias románticas :S

Cel dijo...

ene, ay, no que es re fácil?
ayer vi el trailer de la de Julia y estaba Bardem. Es obvio que voy a ir a verla, pero para esta me agencio alguna amiga que me quiera acompañar.

Oscuro, ojo, eh, que hay comedias románticas que entran en la categoría de "buena película" y todo. i.e. Groundhog Day, High Fidelity.