viernes, febrero 25, 2011

En uno de esos diálogos extraños que suelo tener con mi jefe y una clienta sexagenaria súper canchera, el patrón se pregunta cuántas veces me habrán hecho el verso entrando desde lo literario. Abro la boca y revoleo los ojos, preparada para hacerme la canchera y decir que demasiadas, pero no, cierro la boca, pienso unos segundos y me doy cuenta de que casi nunca.
Me han hecho el verso con la música, con el dibujo y la pintura, con el baile, con la escritura, con el cine, con el teatro, con la escultura; no con la literatura.
Todos sonríen y dicen "qué bueno" cuando les digo que trabajo en una librerìa, pero nada más.
Que me gusta leer pero no tengo tiempo. Que sí, pero qué te puedo decir a vos que sos la experta. Que sólo en las vacaciones y cosas entretenidas. Que me gusta mucho García Márquez. Eso es lo que me dicen.
¿Hay algo más deserotizante que un tipo diciendo que le gusta García Márquez?
Sí, uno diciendo que le cae bien Vargas Llosa.

2 comentarios:

lali balbi dijo...

juaaaaaaaaaa
me vienen a la mente muchos diálogos con gente seca que está leyendo hace cien años "cien años de soledad"

mi alma bosteza

Cel dijo...

secre, ¿vos te das una idea de lo que es trabajar en una librería cuyo nombre hace referencia a un elemento importante de Cien años de soledad? esta gente asume que disfruto del realismo mágico y sonríe con mirada cómplice mientras dice "qué buen libro, eh".

mi alma se exaspera.