Con el comienzo de clases, empieza también la temporada de libros de texto 2010.
Y con eso, el fin de mis trasnochadas; diez horas de trabajo corrido, parada; madres histéricas; niños confusos; mi jefe en un estado de constante estrés; bastante plata; ausencia de vida social; domingos que no alcanzan; contracturas en músculos que una ni sabía que existían; discusiones; algún que otro padre más o menos lindo a la vista; y hartazgo, sueño, cansancio.
Probablemente, también, una merma en el posteo que venía de lo más constante y periódico.
Sabrán disculparme.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
1 comentario:
Te perdonamos.
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