Me torran mis compañeras del profesorado que se autodenominan "antitecnología".
"Prefiero la máquina de escribir", dijo una. Y yo realmente entiendo a la gente a la que no le copa del todo la Gran Madre Hipertextual -internés, para los amigos-, pero cuando ya saltan con el discurso ese en el que le roban la nostalgia a otras generaciones, me irrita un poco. Esta piba tiene, como mucho, 25 años y yo realmente dudo que alguna vez se haya puesto delante de una máquina de escribir el tiempo suficiente como para preferirla a un procesador de texto y un teclado. Más allá de la mística y de que todos queremos ser Hemingway (ah, ¿todos no?), que se deje de joder con la melancolía improductiva.
"Mi abuela tiene Facebook y yo ni siquiera sé lo que es", dijo otra. Y ahí sí que me enojé en serio. Ese desdén con el que lo dicen es lo que me enerva, como si le estuvieran haciendo un favor a la humanidad al no crearse una cuenta en Twitter o desconocer la nueva dimensión que adquirió el verbo "etiquetar" en los últimos tres años.
Como decía ayer La Secretaria camino al subte, no es que ser pro-tecnología quiera decir que sepamos de lenguaje HTML, la brutalidad y la ignorancia son variables en juego, pero sí está bueno disfrutar de los beneficios que brinda una herramienta. Por ejemplo, revivir a un ex desde el Facebook, saldar cuentas pendientes y sanar viejas heridas con un romance primaveral e inolvidable. Por ejemplo, atravesar la brecha y conocer lectores de este blog con quienes compartí momentos geniales. Por ejemplo, saber cuándo entra Juan a leerme el blog (aunque haya desaparecido de vuelta y no sea capaz de contestarme un mail) (ya ni me enojo, lo tomo como un ejercicio de la paciencia). Y lo mismo con Lucas. Y con Nicolás. Y con Alejandro.
"Prefiero la máquina de escribir", dijo una. Y yo realmente entiendo a la gente a la que no le copa del todo la Gran Madre Hipertextual -internés, para los amigos-, pero cuando ya saltan con el discurso ese en el que le roban la nostalgia a otras generaciones, me irrita un poco. Esta piba tiene, como mucho, 25 años y yo realmente dudo que alguna vez se haya puesto delante de una máquina de escribir el tiempo suficiente como para preferirla a un procesador de texto y un teclado. Más allá de la mística y de que todos queremos ser Hemingway (ah, ¿todos no?), que se deje de joder con la melancolía improductiva.
"Mi abuela tiene Facebook y yo ni siquiera sé lo que es", dijo otra. Y ahí sí que me enojé en serio. Ese desdén con el que lo dicen es lo que me enerva, como si le estuvieran haciendo un favor a la humanidad al no crearse una cuenta en Twitter o desconocer la nueva dimensión que adquirió el verbo "etiquetar" en los últimos tres años.
Como decía ayer La Secretaria camino al subte, no es que ser pro-tecnología quiera decir que sepamos de lenguaje HTML, la brutalidad y la ignorancia son variables en juego, pero sí está bueno disfrutar de los beneficios que brinda una herramienta. Por ejemplo, revivir a un ex desde el Facebook, saldar cuentas pendientes y sanar viejas heridas con un romance primaveral e inolvidable. Por ejemplo, atravesar la brecha y conocer lectores de este blog con quienes compartí momentos geniales. Por ejemplo, saber cuándo entra Juan a leerme el blog (aunque haya desaparecido de vuelta y no sea capaz de contestarme un mail) (ya ni me enojo, lo tomo como un ejercicio de la paciencia). Y lo mismo con Lucas. Y con Nicolás. Y con Alejandro.
6 comentarios:
uff, qué fiaca esas marilyns
menos mal que nos tenemos a nosotras, las lucys y las nidias
Los que estan orgullosos de no tener Facebook son bastante pelotudos!
Y Juan es mas pelotudo todavia.
secre dearest, me dan fiaca, sí, pero por otro lado me gusta escucharlas y horrorizarme. espero que hoy caigan en muchos lugares comunes así nos divertimos un rato.
Ale, claro, se les infla el pecho con orgullo. bobos.
en cuanto a Juan, es un poco grave la acusación. creo que "pelotudo" no es el calificativo que mejor le calza.
El problema para mi no es que digan que no tienen Facebook o Twitter, sino que lo dicen con un dejo de superioridad. Me enervan.
Ah y a los cobardes qeu entran a saludarte les mando un saludito
quise decir espiarte / leerte
ene, es ese desdén. ajj
che, Ale dice que Juan es un pelotudo, vos me los acusás de cobardes.
Me están espantando a los muchaachos!
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