viernes, agosto 13, 2010

Puedo hacer un relato detalladísimo, minucioso, con actuaciones y recreaciones de voces en off. Puedo y me encanta. Que la historia de lugar a opiniones, anécdotas, confesiones y conjeturas. Estiro los momentos, me voy de tema, me voy lejos y vuelvo. Disfruto la narración, muchísimo.
Por eso ayer me tomé el tiempo de la cena y gran parte de la sobremesa para contar qué había pasado la noche anterior. Sol me tiroteaba a preguntas y Dedé tiraba sus comentarios mientras yo avanzaba en mi cuentito. Porque es así, al principio cuento el cuentito. Me dijo-le dije. Hizo esto, hice lo otro. No sabés qué gracioso cuando. Me encantó que. Y es eso, limitarme a lo concreto, al comentario chistoso frente a eso concreto y todas nos matamos de risa mientras seguimos tomando fernet.
Pero después, ya bien entrada la madrugada, cuando el atado de puchos estaba por terminarse y era más hora de irse a dormir que otra cosa, abrí la boca y fui sincera. Porque esto de dejar de caretearla es algo que se está convirtiendo en hábito y nadie para de festejármelo, como si durante los últimos años me hubiese comportado como una perra sin sentimientos sanos hacia nadie.

"Estás más pisciana", me dijeron.
"Es la idea", contesté.

2 comentarios:

lali balbi dijo...

¡ay, yo ya te venía viendo el piscianismo ascendente!

por lo que leo, cuentito y sinceridad: fue algo bueno esa noche, te leo contenta

besos hermosura, manuel puig me está matando de amor y me dan muchas ganas de verte para tropicalear

La Criatura dijo...

cuál es la parte pisciana? la del sincericidio?



(decime que la del fernet)