viernes, agosto 06, 2010

Un ariano de una autenticidad que abruma, que siempre pregunta cómo estoy y tiene una visión de las relaciones que me deja pasmada de lo simple que parece. Un taurino que me sienta al lado suyo en el piano desde que tengo cuatro años y me hace cantar; que además de darme su apellido y soportar a mi madre desde hace 28 años, es un modelo de fieldad a sí mismo. Un geminiano que se me aparece en sueños y me deja mensajes en las paredes. Dos cancerianos: uno que me enseñó lo que era el socialismo y comer crustáceos crudos en la playa, otro que me regala whisky a cambio de tartas y me escucha siempre siempre. Un leonino que me abraza muy fuerte y sonríe con toda la cara. Un libriano que me inyecta seguridad cada vez que puede aunque sepa que a la primera de cambio me voy a amedrentar para volver a ser la misma tímida de siempre. El recuerdo de un escorpiano que cambio mi manera de relacionarme, que sacó lo mejor de mí. Un sagitariano demente que está seguro de que yo soy su guía en el mundo de las ciencias ocultas. Un capricorniano que no para de tirarme información y de desafiar mi capacidad de entendimiento, que me estimula del modo más acertado. Un acuariano que se recuesta en mi hombro y se deja ser sin ningún indicio de pudor o vergüenza, que me confía asuntos inconfesables y me invita al cine. Un pisciano que es la prueba concreta de que se puede vivir en armonía con ciertos ideales.
Cuando se me pasa por la cabeza la idea estúpida esa, la del "no hay hombres", me acuerdo de ellos. Mi cosmos masculino particular.

No, no me olvidé de virgo, me lo salteé a propósito.

2 comentarios:

¨ce_ dijo...

Todos los sagitarianos somos dementes. Es así, como la gravedad.

Cel dijo...

¨ce_: esasí, totalmente.