Hoy me acordé de que pasado mañana es el cumpleaños de Tomás (AKA Muchacho). Como no estoy segura de desearle un feliz cumpleaños, decidí ni llamar, ni mensajear, ni mailear por la ocasión y quedarme en el molde. Bueno, esta decisión también es fácil de tomar porque estoy más que segura de que el muy evasivo no me respondería en el caso de un mandarle un sms o un mail, y ni que hablar de llamarlo por teléfono, es obvio que haría despliegue de su más famoso acto: "ah, es Celeste, entonces no atiendo nada, lo dejo sonar". Y por último, vamos, si lo llamo/mensajeo/maileo es porque tengo todavía esperanzas de tener un revolcón de despedida y ya hace rato he dejado de pensar en eso, no por falta de ganas, sino por falta de feedback.
Bueno, me acordé de eso y después pensé "7 de noviembre... qué onda el 7 de noviembre?". Y ahí vino a la memoria este post.
Me alegró el día saber que las cosas cambiaron tan radicalmente.
Si mi analista siguiera viviendo en Buenos Aires, en la sesión del siguiente jueves le contaría lo sorprendida que estoy de creer y sentir que tengo una buena vida.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
2 comentarios:
Hoy hable algo de eso en terapia...
No puedo evitar la sensacion de tocar madera... Pero que tonto!
Beso, Cel...
Que estes linda como siempre!
junior: jejeje, sí no? si todo está tan bien... no será la calma antes de la tormenta?
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