Durante meses tuve la pila de libros que venía leyendo al pie de la cama, después me dio un poco de vergüenza ser tan crota y los pasé al escritorio. La pila fue creciendo -entre ya leídos, leídos por la mitad y próximos a leer- y el escritorio me fue quedando chico. Desde antes de las fiestas empecé a mentalizarme, imaginé modos de clasificar y procastiné hasta hoy, que en un arranque de bienestar, me puse a limpiar a fondo mi habitación.
Como había sospechado, no tengo espacio, me falta un estante de 1.5 m y todos los de literatura latinoamericana quedaron encima -a modo de sombrerito, como diría mi jefe- del resto.
Saqué mucho polvo, recategoricé y, casi lo más importante, aparté para regalar o vender. Aunque, ahora que lo pienso, no me da la cara para ir a vender o canjear esto que separé. Así que si alguna -o alguno, no juzgo- quiere unas 10 novelitas románticas chotas, me chifla, porque me da vergüenza llevar esto al parque Rivadavia. Ojo, eh, que no es Corín Tellado; son como comedias románticas a lo Bridget Jone's Diary pero hechas libro. También hay uno de Stephen King que nunca pude terminar, un par que me regalaron personas que me desconocen por completo y uno de Isabel Allende, pero ese mejor lo llevo para los usados de la librería, no quiero perjudicar a nadie.
2 comentarios:
Si hay algo recomendable, yo quiero!
ale, yo a vos te voy a prestar uno de Philip Roth a ver si te gusta. pero entre lo que separé para deshacerme no hay nada que te pueda gustar, es todo demasiado minita.
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