Quinto grado. Entrega de boletines -segundo o tercer bimestre-.
Miro las notas, todo fantástico; salvo educación física, obvio. Jugar al quemado me parecía lo más pelotudo del universo, además, el profesor era un banana a pedal que me cargaba por mi apellido.
Sigo mirando y llego hasta el lugar donde dice "Se destaca en". Abro bien grandes los ojos y me ruborizo.
"Dulzura" había puesto mi maestro Carlos, el que daba Naturales y Matemática.
Se destaca en dulzura. Me acuerdo y me muero de amor. No hacia mí misma -bueno, un poco sí- sino hacia Carlos, que cuando iba los domingos al Parque Centenario pasaba por el puesto de mi mamá para saludarme.
Así que tomen, todos esos que me tildan de fría, amarga y malhadada. De hecho, en un acto de egolatría sin igual, les digo que sigo destacándome en dulzura. No siempre, no con cualquiera; pero cuando me toman el tiempo, yastá, vuelvo a ser esa nena de diez años que odiaba jugar al quemado.
Si me dieran un boletín en este momento, no aprobaría educación física, pero me sacaría un 8 en comida de Oriente Medio.
No me sale llamarlo "eso"
Hace 12 años.
2 comentarios:
sos lisa simpson
Criatura, siempre quise que hubiera competencias de deletreo, estaba segura de que les pasaba el trapo a todos. puta madre, soy lisa.
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