viernes, septiembre 28, 2007

No lo pudieron salvar, me dijo mi hermana por teléfono.
Claro que lloré y miré para arriba exigiendo una explicación.
Al rato me reía mientras me acordaba de sus encuentros de poetas y las canciones que tocaba con sus instrumentos raros.
Hace 10 años, cuando empecé a fumar, me apodó "particulares 30", sí, yo empecé fumando particulares, un espanto. A los 17 me dio trabajo, me hacía corregir las pruebas de sus alumnos de séptimo grado, me pagó de más hasta que la mujer se avivó. Siempre me preguntaba por la facultad y cuando se enteró de mi cambio a Letras le vi cierta aprobación en la mirada que me tranquilizó bastante, era de esos tipos hiper inteligentes y creativos. Me hablaba de Tarkovsky y Bergman como si fueran novedades. Tomaba vino en cantidades industriales y tocaba la armónica y el bajo. Cuando ensayábamos con la banda que tenía mi papá, nos hacía frenar cada 20 minutos para salir a fumar y seguir tomando vino, terminaba siempre ronca y medio borracha.
Y hay mil cosas que recuerdo de Eduardo, que era como un tío para mi hermana y para mí, y son todas cosas lindas, porque el tipo no tenía un gramo de maldad. Sí, estaba completamente chiflado y tenía que medicarse porque era esquizofrénico, y una vez le agarró un brote zarpado porque no tomó las pastillas unos cuantos días y persiguió en pelotas a un vecino con un matafuegos para dárselo en la cabeza, pero era bueno, bueno de verdad. Luz. Lo voy a extrañar, mucho.
Y necesito un abrazo fuerte, y las chicas hoy no vienen a dormir a casa. Y mis viejos tampoco van a estar, y mi hermana tampoco. Y la sola idea de quedarme en casa viendo Heroes me angustia un poco, pero no tanto.

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