viernes, agosto 28, 2009

Estábamos en el patio de la casa de los mejores amigos de mi papá, que se habían separado hacía unos meses. Yo estaba en sexto grado, así que tendría once años. La casa se la había quedado ella, porque él un día se había levantado a la mañana y le había dicho "me voy con Fulana", hizo una valija y se tomó el palo. Su vida con Fulana duró poco, y después de varias parejas conoció a una chica más chica que yo y ahora tienen un bebé divino, viven cerca de La Plata y tienen la plantación de marihuana más maravillosa que haya visto. Su ex mujer nunca lo superó, por eso se fue a vivir a Europa con un pendejo brillante al que le llevaba como 20 años.
Pero vuelvo al patio de esa casa, una noche de hace como quince años. Mientras yo hacía que leía, mi mamá y su amiga no paraban un segundo de hablar. La recién separada estaba indignada, al parecer, otro amigo del grupo la había insultado, injuriado, faltado el respeto. Mi mamá le preguntaba cada vez más ansiosa "¿qué es lo que te dijo?", desesperada por el chisme recién salido del horno. Al final, ella cedió y confesó, "me dijo que era una promiscua". En ese momento levanté la vista y estuve a punto de preguntar qué quería decir esa palabra, pero me pareció más prudente seguir haciéndome la boluda y buscarla después en el diccionario. Al otro día ya no la recordaba, me sonaba a "pascualina" pero estaba segura de que nadíe podía enojarse tanto por una analogía de tipo gastronómico.
La palabra no volvió a aparecer hasta que fui más grande y entendí qué querìa decir.

Hace un par de días Genève se prendía un Virginia Slims en el patio de casa, y se preguntaba si la gente que de soltera es promiscua tiene una tendencia a la infidelidad cuando está en una relación de pareja. Llegamos a una conclusión basada en nuestras propias experiencias, que es medio difícil ser fiel, pero que se puede mientras se quiera. "Promiscuas como nosotras" había dicho Gen unos minutos antes, y si bien me chocó un poco el término, nunca habría podido indignarme como lo había hecho la amiga de mis viejos aquella noche. Qué le voy a hacer. Si cada vez que cojo bien con alguien, ese alguien desaparece después de un par de veces, no me queda otra más que seguir probando ¿no?
De todos modos, cada vez que alguien usa ese término, no dejo de imaginarme pascualinas flotando. No lo puedo evitar.

4 comentarios:

nadie dijo...

qué recurrencia a la infancia!
Dónde rastreamos ese click q te hizo hacer tal flash back?

Anónimo dijo...

Hay dos clases de mujeres promiscuas: las que cogen con todos porque les gusta y las que cogen con todos porque son horribles y más les vale regalarse.

Cel dijo...

Tacho: Podría echarte la culpa a vos, por hbarme dejado pensando en un par de cosas el otro día; pero creo que más que nada fue una charla que tuve con Genève.
Beso.

Anónimo: Hay más. Las lindas que cogen con cualquiera porque se valoran a través de la mirada del otro. Las feas que cogen con todos porque les gusta... y un par de categorías más menos transitadas.

Area Programatica Comodoro Rivadavia dijo...

Eu. te escribis algo en mi blog ? sos mi idola y te copio casi todo

sj