jueves, agosto 06, 2009

Hace un par de años atrás, mientras yo trataba de tener una relación monógama y sana con un estudiante de física que se había educado en colegios religiosos, El Innombrable se puso a salir con una chica. Al principio me alivió, si él estaba con otra mujer, no iba a tener ganas de extrañarme, llamarme y esas cosas; y aunque tal vez podría haber habilitado el lugar para los celos, no lo hice, a veces el autocontrol me funciona de maravilla.
Toda la paz y armonía que llevaba dentro con respecto a esa relación se fueron al carajo cuando me enteré de algo terrible. La mina con la que salía tenía las tetas grandes. Espalda chiquita y tetas grandes.
Yo sé que no soy la más linda, ni la más inteligente, ni la más tolerante, ni la más... No sé, no debo ser un buen partido para los hombres. Soy neurótica, distante, quisquillosa, rompebolas, fría, reservada, y muchas otras cosas más, pero sé muy bien dos cosas. Primero, mis comidas invernales hacen que cualquier hombre se quiera quedar conmigo por lo menos hasta la llegada del verano. Segundo, mis tetas son lo más, inolvidables, irremplazables; no importa si es verdad o no, no lo cuestiono, simplemente me lo han hecho saber.
Los celos no tardaron en aparecer, tampoco tardaron en cortar ellos, así que la cosa no llegó a mayores. De todos modos, el fantasma de la chica con (tal vez) mejores tetas que yo me seguía acechando, sigiloso, haciéndose notar cada vez que me sacaba el corpiño. La tortura terminó cuando El Innombrable expuso una teoría de su autoría: la de las tetas vacías. Según él, existía una extraña clase de teta, la que es grande, a veces enorme, pero que al momento de ser agarrada con pasión, parece escurrise, como un globo mal inflado. La que al ser observada bajo los efectos de la gravedad (léase, cuando la mujer está en cuatro) luce como un conito maltrecho.
No tardé en preguntar, alarmadísima, si las mías entraban en esa categoría. Él contestó con una rotunda negativa, pero mi desconfianza es mucha y pensé que me lo decía porque quería volver a verme en pelotas. De hecho, llegué a pensar que se había inventado la teoría para reivindicar mis pechos y poder volver a tocarlos. También me generaba curiosidad, ¿realmente existiían estás tetas engañosas? Recurrí a la eminencia en estos asuntos, LlaveInglesa, que nunca terminó de contestar a mi pregunta, estábamos bastante entretenidos con otras cosas, calculo.
Hace un par de días una amiga reflotó la cuestión y el interrogante volvió a instalarse.
Pensar en estas cosas con tanta dedicación es sólo un indicio más de que estoy bastante al pedo en la vida, lo sé.

1 comentario:

INFORMADOR dijo...

Peor estoy yo. (que todabia me queda el matete de clasificar las Vaquillonas Holando por la forma y distribucion de los pezones, asi se le podia asignar el servicio, de inseminacion artificial, entre varios toros con 20 item puntuados, que este, mejora los pezones traseros, que este otro, te los hace apuntar hacia afuera... los de la vaquillona de la que hablamos, los tiene apuntados hacia adentro.. y ni te digo de los que mejoran el cuarto delantero derecho.. etc. etc - ha, despues de elegir el toro, la tengo que inseminar... esa cuestion, la dejo para mas adelante..) - Entonces, me dedique a mirar los pechos de las mujeres. Por los que los clasifico, refiriendome siempre a los 100% naturales, como implantados arriba, mas abajo, donde apuntan los pezones, su forma, y desde ya, luego de haber leido un libro sobre AZTECAS, me falta comprobar con mas "sujetos de estudio".. una teoria sobre los pechos que tienen aureola grande, color oscuro y pezon mas turgente, son mas "calientes" - Asi y todo... ADORO TODOS LOS PECHOS FEMENINOS. (en condiciones normales)
Saludos
INFORMADOR