Mostrando las entradas con la etiqueta mi amigo y consejero. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta mi amigo y consejero. Mostrar todas las entradas

martes, julio 20, 2010

Primero me dijo "feliz día" la mina de la imprenta que nos trae las tarjetas y los talonarios de facturas. Después, un compañero del profesorado que sólo me habló dos veces por msn para preguntarme qué era un acento enclítico. A la primera le sonreí y balbuceé algo parecido a "feliz día para vos también" porque me tomó desprevenida, al segundo ni le contesté el saludo fraternal y le respondí la pregunta que me estaba haciendo.
Todo bien, pero para que yo le diga felizdìa a alguien, tiene que ser amigo de verdad. Como Dedé, que me cocina milanesas de berenjena, me arma porros y le saca la numerología a los chicos que me gustan. O Lau, que siempre tiene ganas de tomar cerveza, ir a comer afuera, probar de cocinar recetas exóticas y mirar fotos de tipos lindos en Google. O amigo y consejero que me atiende el teléfono a las 12 y media de la noche aunque esté borracha, quejosa e insoportable.

Eso sí, a Lili, mi clienta octogenaria que se lleva novelas románticas, se pinta los labios de un rojo divino y usa unas hebillitas de lo más simpáticas para agarrarse las pocas mechas que tiene, sí le dije felizdía. Porque no somos amigas, es cierto, pero si yo hubiese nacido cincuenta años antes, lo seríamos.

viernes, julio 16, 2010

- Te voy a hacer una pregunta, pero quiero que me respondas lo que de veras pensás, ¿si?
- Claro.
- ¿Vos pensás que alguna vez yo voy a conocer a alguien que me soporte?
- ¡Obvio!
- ¿En serio me decís? No me mientas, eh. Quiero que me digas la verdad.
- ¡Es la verdad! Si vos sos muy buena onda.
- Y tengo tetas, mis tetas son lindas.
- A ver, en lo que va del año ¿a cuantos pibes conociste?
- Ehmm... cinco.. seis... no, cinco. Cinco.
- Bueno, cada cinco semanas tuviste oportunidad de...
- Eso no tiene nada que ver.
- Bueno, en lo que va del año ¿con cuántos pibes que valieran la pena estuviste?
- ¿Tienen que ser todos de este año? ¿Puedo repetir de otros años que también hayan aparecido en el 2010?
- Sólo del 2009.
- Ehmm... ¡Dos!
- ¿Lo contaste a Mengano?
- Uh, no. ¡Tres!

Después ya no me acuerdo qué más nos dijimos. Lo que sí recuerdo es en lo que me quedé pensando yo.
De esos tres pibes que me caían/caen bien y el sexo estuvo/está bueno y no me parecen estúpidos -sino más bien todo lo contrario-, uno tiene novia, otro acababa de salir de una relación de una década -yo no estoy para ser rebote de nadie- y el último no es capaz de contestarme un mail sobre un asunto que no tiene nada que ver con nosotros dos en pelotas.

Voy a prender fuego todo.
A la noche de mierda que había tenido, como era de esperarse, le siguió un día chotísimo. Por eso, cuando salí de la librería decidí que la falta de optimismo, las hormonas y el frío no me iban a arruinar otra velada conmigo misma. En el momento en que llegué a la parada del colectivo, el 141 se acercaba majestuoso y vacío; tomé el suceso como una señal de buen augurio y dormí durante todo el viaje.

Buen augurio las pelotas.

Para las 12 de la noche ya me había tomado dos whiskys, había invitado a un chico de estos que me gustan a mí, bien discapacitado emocional, a comer a mi casa el domingo, me habían dejado plantada y estaba enojadísma con el universo.
Menos mal que tengo a mi amigo y consejero, que me charló por teléfono durante dos horas y me hizo reír lo suficiente como para que me fuera a dormir un poco menos alterada.
Me desperté esta mañana con una resaca asesina y la furia hormonal a flor de piel.
Voy a prender fuego todo.

jueves, abril 08, 2010

Y entonces ¿qué? ¿Voy hacer todo un despliegue de preparativos por casi nada? Tengo que bañarme, depilarme, elegir ropa decente, emprolijarme las cejas, pintarme los ojos, pintarme la boca y todo ¿para qué? ¿para un garche mediocre? ¿o una tocadita que puede llegar a ser igual que lo que hago todos los días yo sola? Nah, dejate de joder. Es demasiado laburo por nada.

Le decía yo a mi amigo y consejero hace un par de horas por teléfono. Claro que después dejé de hacerme la canchera y me di cuenta de que sí estaría dispuesta a todos esos preparativos... si notara un deseo real del otro lado. Porque sí, yo también quiero todo el versito, qué tanto; capaz un verso diferente, que no rime tanto. No pretendo que me prometan una escapadita juntos a San Bernardo el próximo fin de semana largo, pero sí exijo que me llenen la cabeza con perversas fantasías en las que yo soy la única fantasía. Por menos, no tengo ganas de negociar.
Aunque ni siquiera tenga ganas de pagar con la misma moneda.
Y he ahí la histeria. Oh, la histeria.
Por eso, amigo y consejero dijo la frase que todo lo desmorona. ¿Ves? También sos mujer.
Y ahí me callé la boca.

martes, febrero 23, 2010

Estábamos en el living de la casa de mi amigo y consejero y en el balcón aparecían, de la nada, una mina muy linda, una nenita diminuta también muy bonita y un camarógrafo con cámara al hombro. La cámara tenía un sticker enorme que era onda la mancha de Jugate Conmigo, blanca y tenía escrito en rosa "No te cases, no".
Salíamos al balcón y preguntàbamos qué onda y nos contaban que eran del programa "No te cases, no", que era un reality que buscaba a novias que se casaban por motivos ajenos al amor y las convencían de dejar plantados a los novios en el altar. La chica esta se casaba a pesar de no querer a su novio porque tenía una hijita y necesitaba cierta estabilidad económica. No sé de dónde, me salía un monólogo muy Simone, y la convencía de que no se casara, que ella sola podía, que cómo no confiaba en ella. Después, mi amigo y consejero se quedaba tratando de levantársela y yo me llevaba a la hijita a la cocina, cuando le preguntaba cómo se llamaba me contestaba "Monanda".

martes, febrero 09, 2010

Apago la luz, me acomodo en la cama y la imagen aparece automáticamente. Así varias veces en estos últimos días.
Camino por esa calle de muchos árboles, checkeo la dirección que está anotada en una tarjetita, voy hasta la altura indicada y toco el timbre. Veo que en el fondo se enciende una luz y una sombra que se acerca. Abre la puerta y me sonríe. Yo le sonrío, pero sin poder mirarlo a los ojos, porque estoy un poco nerviosa. Él me dice algo gracioso y uso la carcajada para liberar tensiones y empiezo a caminar. Me cruzo con un gato y me agacho para saludarlo, lo alzo y lo llevo en brazos hasta el living.
Después, la escena puede tomar cientos de caminos.
A veces charlamos y nos reímos hasta que el sueño me vence y ya no puedo seguir imaginando más nada. Otras, veo cómo su mano se acerca a mi cara, a mi cuello, inclino la cabeza y bajo la mirada.
Aunque la mayoría de todas esas posibilidades termina en su cama enorme, con él encima mío y yo sin poder dejar de mirarlo a los ojos, sonriéndole, diciéndole cómo me gusta que me coja así.

Ayer, después de apagar la luz y de imaginar la vereda arbolada, no pude seguir. Las palabras de mi amigo y consejero no paraban de repetirse.
"Querés lo que no tenés".
Se me mezclaban los gatos, y los sillones eran de otro color. Su cama no era tan grande. Yo no estaba tan nerviosa y se metían personajes ajenos todo el tiempo. Él no me alborotaba el pelo, simplemente se limitaba a quedarse ahí, mirándome, sin expresión.
"Querés lo que no tenés".
Y trataba de hacer el camino de vuelta, mirar la tarjetita, volver a tocar el timbre; pero en el medio me tropezaba y me doblaba el tobillo, o no encontraba la altura que tenía anotada.
Me dormí cuando ya era de día, absolutamente agotada.

martes, febrero 02, 2010

Mi amigo y consejero me había dicho que si me daba mucho miedo, podía llamarlo, no importaba la hora. Y yo me hice la canchera, porque claro, cualquiera, mirá si te voy a llamar a las cuatro de la mañana porque estoy segura de que en cuarto habita un fantasma.
La cosa es que apagué la luz a las tres de la mañana y me tiré boca abajo en la cama, esperando quedarme dormida. Pero nada de sueño, empecé a flashear con que Pepito me miraba -ah, le puse Pepito, si voy a vivir con un fantasma, que tenga un nombre simpático por lo menos-. Con que me tocaba la espalda. Con que me miraba dar vueltas en el colchón desde el marco de la puerta. Y pensaba, mi cabeza no paraba, le pedía a Pepito que se fuera a la terraza, le decía que tenía toda la hamaca paraguaya para él, pero que por esa noche me dejara dormir en paz; después me di cuenta de que es probable que los fantasmas no lean la mente. Una cosa es estar muerto, andar espiando a la gente cuando prepara milanesas de berenjena y otra muy diferente es leer mentes.
Estuve a punto -a punto, eh- de cazar el teléfono y llamarlo -a mi amigo y consejero, no a Pepito-, pero entre que me puse a dudar y mirar el reloj, me quedé completamente dormida.

sábado, enero 30, 2010

Cerca de la una de la mañana del presente, apareció el ya-no-sé-qué-número (creo que fue el sexto, pero no quiero arriesgar) ataque de minita del año. El último había acontecido hace poco más de dos semanas, en presencia de Lau y Flor que me decían que no lo podían creer, que no me podía poner así. Me pongo así, siempre, el tema es que en general no tengo público. Hago lo posible para ahorrarle a los seres queridos el horror de verme absolutamente conflictuada por cuestiones que debería tener resueltas desde la pubertad.
Mi única solución posible en el momento, eran las tranquilizadoras y sabias palabras de mi amigo y consejero, pero estaba en el cine, así que tuve que resolverlo yo solita. Bah, "resolverlo". Resolver, no resolví nada. Resolver no es mi especialidad. Pero por lo menos no empecé a toser como desquiciada (síntoma #1) ni a sentir un pelota de andá a saber qué rebotando en el estómago (síntoma #2).
Menos mal que en dos días vuelvo al trabajo y empiezo el profesorado; si sigo con este ritmo de meta pensar pelotudeces y tomármelas como cosas serias, me va a recalentar el cerebro y voy a terminar con una embolia.
Era tan joven, van a decir.

jueves, enero 28, 2010

“If you really want to hear about it, the first thing you’ll probably want to know is where I was born and what my lousy childhood was like, and how my parents were occupied and all before they had me, and all that David Copperfield kind of crap, but I don’t feel like going into it, if you want to know the truth.”
Holden Caulfield

Mientras, literalmente, miro el techo, llega un mensaje de texto. Es mi amigo y consejero, quien, btw, tiene mi preciadísimo ejemplar de Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción, que mi biblioteca empieza a extrañar.
Que se murió J D Salinger, me avisa.

¿Saben qué?
Lloré un poquito.

viernes, enero 15, 2010

No hay caso, no sirvo para "el juego". Entonces hoy le decía por mail a mi amigo y consejero que sí, que no me queda otra más que jugar, pero la verdad es que soy pésima. Necesito un asistente permanente o una lobotomía. Si es por mí, digo lo que pienso en el momento en que lo estoy pensando, pero parece que no, que eso no conviene si se quiere "ganar" o lo que sea que se obtenga.
Ok, pienso, a jugar, a transpirar la camiseta, a dejar todo en la cancha, blah. Pero me quedo dura, inmóvil, mirando el arco, o el cesto, o el tablero, se entiene a qué me refiero.
Y no sé, no entiendo, necesito un manual, no me sale, no soy buena en esto.