martes, septiembre 22, 2009

Ayer, mientras trataba de mantenerme despierta y seguir leyendo el de Philip Roth que me acompaña en los bondis y antes de dormir, empecé a hacer una asociación de lo más absurda, claramente influenciada por la entrada noche y mis ganas de quedarme dormida con el libro ahí, sin ganas de mover ni un dedo, ni siquiera estirar la mano para tirar el libro por ahí y apagar el velador. Y seguí despierta, pensando que Nathan Zuckerman era la versión comunista de Holden, el de The catcher in the rye; una pelotudez absoluta, Holden no puede ni tener versión comunista.
Lo maravilloso del asunto es que en algún momento de mis diez horas de sueño, soñé que J. D. Salinger me hacía de acompañante mientras caminábamos por un bosque. Él me contaba sobre Buddy Glass y yo pensaba "cómo te cojo, pero cómo te cojo". El sueño era todo en sepia. Una cosa bellísima.

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