jueves, octubre 29, 2009

Ponele que alguien viene y me dice que puedo pegarme un revolcón con el backstreet boy que me gustaba cuando tenía 14 años. Y es obvio, yo digo que sí, porque se lo debo a mi adolescente interior; no importa si todo el mundo te dice "eeeeeh, es un puto". Bueno, capaz que la analogía no es la mejor, el backstreet boy que me gustaba a mí era demasiado puto, no lo tocaría ni con un palo, pero la idea es la misma.
Aparece alguien que en un pasado medianamente lejano me obsesionó durante, no sé, una semana. Una semana es un montón si de obsesión estamos hablando; digo, son horas y horas y horas de fijación y neurosis, y ni hablar de la infinidad de aventuras oníricas que se pueden tener en siete días. Aparece y yo digo que sí, porque claro, cómo voy a decir que no.


Bueno, a veces, decir NO es la mejor opción.
Pero, claro, ¿cómo le explico eso a mi adolescente interior?

2 comentarios:

lali balbi dijo...

jajajaja
no le digas no a tu adolescente interior! te hará flor de quilombo, te escribirá con marcadores toda la interioridad con frases divinas como "careeeta"

Cel dijo...

No le dije que no, eh, la consentí. Igual, escribió con liquid paper, a la altura de la cadera, "vamos los redondos".
Mi adolescente interior necesita disciplina.