Yo lo había visto una vez y me había caído bien. No necesité pensarlo mucho, un ingreso extra para hacer arreglos y pagar cuentas. Alguien copado en la casa -además de Ani y Gen, de más está decirlo-; la idea me cerró.
Qué maravilla, qué buen negocio vamos a hacer. Qué divertido, vivir con un muchacho.
El otro día vino a casa y cuando lo vi me acordé de un detalle que no había tenido en cuenta. El chabón está buenísimo. Iinfinidad de pensamientos pecaminosos atravesaron mi cabeza.
Me imaginé levantándome temprano a la mañana y viéndolo prepararse el desayuno en boxer y remera de dormir, y me dije ¿qué más puedo pedirle a la vida? Bueno, podría pedirle garchármelo, pero conozco mis limitaciones.
Ani y Genève comparten el sentimiento. Ese chico, la va a pasasr muy bien.
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